Saturday, April 21, 2012

Aristides Mestizo Cortés - Personaje de Suesca

Ya en un post anterior del blog Suesca Linda (Junio 14 de 2011) se había hecho referencia a la “Familia Cortés-Guáqueta”, de la cual proviene nuestro personaje del mes, Aristides Mestizo Cortés, quien cumple hoy 80 años de vida. En otro post anterior “Un Relato de las Minas de Suesca” (Abril 6 de 2011) se describe la historia y el entorno de lo que fueron las minas de San Rafael en la vereda de San Vicente, Municipio de Suesca, durante la segunda mitad del siglo pasado en el que nuestro personaje participó en un papel protagónico. Aquí viene una foto de su juventud.


Aristides Mestizo Cortés nació el 24 de abril de 1932, en el municipio de Suesca,  vereda  de Cacicazgo. Es hijo de María Ascención Cortés Guáqueta y Aristides Mestizo Torres. Es el segundo de cinco hermanos: Ricardo, Aristides, Fanny, Carmen, y Carlos Julio quien murió de 4 años. A continuación se muestra una foto de sus padres, ambos oriundos de Suesca.

Sus abuelos por parte de su madre se llamaban   Apolinar Cortés y Juana Guáqueta, y por parte de su padre se llamaban Florencio Mestizo y Felisa Torres. Cuando niño Aristides contó con la compañía y apoyo de sus tíos paternos Julio, Nemesio, Dolores, Ernestina y Aleja Mestizo, al igual que contó con su abuela materna Juana y sus tíos maternos Marcelino, Helena, Dolores, Nieves, Benedicta, Abelardo e Hipólito Cortés.

María Ascensión (Maruja), era la hija mayor del matrimonio de Apolinar Cortés y Juana Guáqueta. Cuando soltera trabajó desde muy joven en una hacienda de la familia Holguín, con la cual también había trabajado Apolinar su padre. Aristides Mestizo Torres compró un lote y construyó una casa que denominó “San Lucas”, en la vereda de Cacicazgo, no muy lejos de donde vivían sus padres. Allí nacieron sus hijos.

Aristides hijo creció en un hogar donde había mucho amor y valores humanos.  Durante tres años asistió a la escuela primaria en Suesca. En esa época se usaba como elemento didáctico la pizarra, así que Aristides nunca usó cuadernos; entonces debía llegar a casa a borrar los apuntes de clase y hacer la tarea sobre la pizarra; por lo tanto debía cuidarla mucho para que no se le borrara su tarea.

A la escuela también asistían algunos de sus primos y amigos, entre ellos Alvaro Cristancho, y Ariulfo Valbuena. Era un grupo como de 8 niños, con los cuales compartía además del tiempo de escuela, el tiempo libre y por supuesto algunas travesuras. El cuenta que todos los días llevaba en el bolsillo un cubito de panela como merienda.

En la época de su niñez se compartía mucho en las casas de las tías por el lado de su madre que vivían en Cacicazgo. Por ejemplo, si en una casa se mataba un cerdo, o pollos, o un cordero, o había cosecha de algún alimento, todo se compartía con las demás familias. El recuerda que la comida que preparaban sus tías para la Navidad y la Semana Santa, era especialmente sabrosa. Cuando visitaba la casa de la abuela Juana, la cual estaba ubicada al lado del río Bogotá, si estaba la tía Benedicta era baño seguro en el río, lo cual no le gustaba porque el agua era helada.

Entre las anécdotas de esa época, él cuenta que acostumbraba jugar con sus amigos en Las Rocas, y en una ocasión estaban escalando hacia la cima cuando uno de los últimos prendió fuego, lo cual ocasionó que no tuvieran forma de devolverse, y como la escalada era por una parte bastante peligrosa, él recuerda que la pasó muy mal, pues todos sabían que la única opción era llegar a la cima para no dejarse alcanzar del fuego.

En otra ocasión Aristides se estaba bañando en el río, con su hermano Ricardo y otros compañeros. Como la costumbre era quitarse la ropa y bañarse, pues hubo alguien que se llevó la ropa mientras ellos se bañaban, así que les tocó esperar a que oscureciera para irse desnudos a la casa.

Su padre (Aristides Mestizo Torres) murió muy joven en 1941, a causa de problemas pulmonares, seguramente derivados de su trabajo en las minas. Entonces Maruja y sus hijos se trasladaron a vivir al Puente, donde ella vendía cerdo, y Aristides y Ricardo salían juntos a la estación del tren a vender a los pasajeros empanadas y aguardiente.

El negocio que tenían los dos hermanos para ayudar a su madre era comprar una botella de aguardiente en 40 centavos y la vendían por tragos ganando 40 centavos, de los cuales le llevaban 30 centavos a su mamá y les quedaban 10 centavos para comprar sus onces en la escuela. Los 10 centavos les alcanzaban para comprar golosinas tales como mantecadas, queso, kumis, masato, o bocadillos.

En esta actividad duraron como 2 años, y cuando Aristides tenía 11 se fue a trabajar donde su tío  Abelardo, en el patio de la mina. Por lo tanto su época de estudiante duró muy poco, porque apremiaba buscarse un medio de vida para suplir las necesidades del hogar.

De muchacho, Aristides en sus ratos libres seguía compartiendo con sus primos y amigos de la infancia; siempre se les veía juntos, y como algunos eran un poco traviesos, la gente del pueblo de Suesca les tenía respeto. A Aristides, a su hermano Ricardo, y a las tíos maternos los apodaban “los chulos”. El origen de este apodo tiene relación con una canción que cantaba la tía Helena cuando era joven y acostumbraba lavar la ropa a la orilla del rio Bogotá. La canción decía: “…chula la mañana, chula la tarde, chulo todo el dia…”, y ella la repetía una y otra vez en voz alta sin cansarse, de tal manera que los transeúntes que pasaban por el puente la escuchaban y les dieron ese apodo a todos.

Aristides y Ricardo, cuando eran adolescentes, empezaron a simpatizar con el partido conservador porque una vez un liberal del pueblo los golpeó porque se negaron a gritar “viva el partido liberal". Al poco tiempo los dos organizaron un grupo de muchachos de su edad para apoyar al partido conservador.

En Abril de 1946, cuando Aristides tenía 14 años, su tía Benedicta se casó con Rafael Palacios, con quien Aristides simpatizó mucho y solía acompañarlo los domingos a cercar el lote que Don Rafael, como respetuosamente le llamaba, había comprado con sus cesantías del Ferrocarril donde trabajaba, el cual se denominaba El Triángulo por la forma que tenía, y quedaba ubicado a unos quinientos metros de donde vivian, sobre la carretera que entra al pueblo de Suesca. A Aristides le gustaban las buenas medias nueves que llevaba Don Rafael, las cuales compartían en agradable compañía. A partir de entonces se creó una amistad entre ellos que duró por siempre.

Estando recién casada su tía Benedicta, y ante unas vacaciones que tenía su esposo Rafael Palacios en el ferrocarril, Maruja les sugirió ir a Santander, y una vez ellos decidieron ir allí Maruja les pidió el favor de visitar a su hijo Ricardo, quien estaba prestando servicio militar en ese departamento. Entonces Rafael y Benedicta llevaron a Aristides a ese paseo, pero ante lo penoso del viaje y las malas condiciones de la carretera, Benedicta con el ánimo de disuadirlo de la vida militar le dijo a su sobrino Aristides: “Ay mijo, ojalá que a usted no le vaya a tocar lo mismo que a Ricardo”, y Aristides muy olímpicamente le contestó "Y si sirvo tía, por qué no?"

Efectivamente años más tarde fue reclutado por el Ejército, y prestó su servicio militar. Al poco tiempo su hermano Ricardo se retiro del Ejército con el grado de Cabo, y se fue a trabajar como capataz de su tío Abelardo en las Minas ABC donde permaneció por varios años. Después se independizó comprando una estación de gasolina en la carretera Central del Norte, en el municipio de Sesquilé, en el punto de entrada a la carretera local que conduce al pueblo de Suesca, y comúnmente se le conoce como La Playa.

Ricardo Mestizo, se casó con Dora Reyes, oriunda de Santander, y tuvieron siete hijos: Ricardo, Nubia, Rodolfo, Rubén, Ramiro, Nelson (actual alcalde de Suesca), y Juan Carlos, a quien el mismo Ricardo apodó cariñosamente “Gigio” por un programa de televisión de esa época que tuvo mucha audiencia, y se llamaba El Topo Gigio.

Su hermana Juana (Fanny o Fanicita como se le conoce),  tenía su casa cerca de la del tío Abelardo en la vereda de Cacicazgo. Ella se casó con Julio Maldonado, quien además de trabajar en las minas era peluquero de profesión, y tuvo nueve hijos: Luis Hernando, Gladys, Alberto, Elsa, Nelly, Gilma, Lucia, Diego y Horacio. Fanicita era normalmente la persona encargada de preparar piquetes para ocasiones especiales, como salidas en pleitos, o invitaciones a abogados o autoridades del Municipio, paseos o celebraciones familiares, tales como bautizos, bodas, etc. Sus especialidades eran la asadura de chivo, el pollo a la criolla, o la lengua en salsa, acompañadas de arroz con alverjas y papas saladas o chorreadas.

Carmen, su otra hermana, se casó con Martín Bernal oriundo de Cota, y se fueron a vivir a dicho municipio, donde actualmente reside. Tuvieron dos hijas: Fanny Cecilia quien se desempeñó durante muchos años como profesora, y Martha quien se graduó de Bacterióloga. Ellas también viven allí.

Después de casarse sus hermanos Ricardo, Carmen y Fanny, su madre  María Ascención viuda de Mestizo continuó viviendo con su hijo Aristides en la casa del Puente. Luego ella vivió un tiempo en la casa de su hermano Abelardo en Bogotá para atender a su madre Juana, a quien cariñosamente se le llamaba Mamájuanita.  Al fallecer su madre en 1965, ella se fue a vivir con su hija Carmen en Cota.

Aristides, habiendo trabajado con su tío Abelardo desde cuando estudiaba en la escuela, después de prestar su servicio militar en 1952 entró de nuevo a colaborar con él en las Minas ABC de su propiedad, donde su hermano era el capataz. Luego reemplazó a su hermano Ricardo como capataz cuando él se independizó  en 1964, y allí trabajó hasta finales de 1970, pero con dos interrupciones.

La primera en el año 1955, cuando los hermanos Bernal de Suesca contactaron a Aristides para que trabajara en Cartago, Valle, con el INA (Instituto Nacional Agropecuario) entidad adscrita al Ministerio de Agricultura. En ese entonces se inauguraban en Cartago las bodegas de almacenamiento de alimentos, y Aristides trabajó allí durante 7 meses, aunque a la planta nunca llegaron alimentos para almacenar. El cuenta que Cartago en esa época era ganadero y no había cultivos, y tal vez por estar más acostumbrado al ambiente minero decidió regresar a Suesca a trabajar con su tío Abelardo.

La segunda interrupción fue de siete años, desde 1961 hasta 1968, tiempo en el cual Aristides y su hermano Ricardo trabajaron en sociedad con Francisco Angarita Bueno y Guillermo Angarita Bueno. Se trataba de unas minas en la vereda El Hatillo del municipio de Suesca, en el lugar que se denomina El Jucual. 

Al principio todo iba bién en la sociedad con los Angarita, y Aristides se fue a vivir al Jucual; bajaba al pueblo los sábados y domingos. Sin embargo la mina se inundaba, el terreno era inestable, los hermanos Angarita se peleaban en sus negocios, y  entonces se disolvió la sociedad.

Más adelante conoció a Carmen Alicia Castillo Quintero, natural de Suesca, quien se desempeñaba como profesora de la escuela General Santander en el centro de Suesca, y se  enamoró de ella. Sus padres se llamaban Juan de Dios Castillo y Hortensia Quintero Arévalo, también oriundos de Suesca. Desde muy jovencita comenzó a trabajar como educadora en distintos municipios: Chocontá, Villapinzón, Tibirita, Machetá, Fosca y Suesca. Finalmente se pensionó después de 40 años de labores. A continuación se muestra una foto de la época en que estaban de novios.


En el año 1970 Arisitides terminó su trabajo con su tío Abelardo, y se casó con Carmen Alicia. Los padrinos de la boda fueron la tía Benedicta y  su esposo Rafael  Palacios Sánchez. Inicialmente vivieron en una casa a la entrada del pueblo de Suesca. Después de varios años  construyó una casa en Bogotá, cerca de la Autopista con Calle 143 a donde se trasladó con su familia y allí reside actualmente. A continuación una foto de su matrimonio.


Al siguiente año (1971), hubo dos acontecimientos importantes en la vida de Arisitides: murió su madre María Ascención, y un mes después nació Angela María, su primera hija. Luego nacieron sus otros hijos: Fabio Aristides, dos años después, luego Rafael Augusto y al poco tiempo Carmen Alicia (la hija menor). En general, durante esos años, Aristides se dedicó a su trabajo y a su hogar.

En ese mismo año Aristides comenzó a colaborarle a Don Rafael Palacios como Capataz de las Minas San Rafael hasta 1985 cuando se retiró. Inicialmente tomó en arriendo una vertical (la No. 1), a la cual se entraba por el túnel Dunkerque, y tenía dos manchones con veta de carbón en la mina de San Rafael. Años después Rafael Agapito le pidió que administrara la mina y estuviera pendiente de todo. Los lunes se reunían, hacían cuentas, almorzaban en la casa de Aristides en Suesca, y verificaban que la mina funcionara bien.

En la siguiente foto aparece Aristides con sus tres primeros hijos, al frente de su casa en Suesca y junto al vehículo Chevrolet 1954 que tuvo.


Los niños fueron creciendo física e intelectualmente, hasta lograr todos su título profesional: Angela María como Contadora y Diseñadora de Modas, Fabio como Ingeniero de Sistemas, Rafael Augusto como Ingeniero Industrial, y Carmen como Abogada.

En el año 1981, luego de una visita que hizo Aristides con don Rafael y su hijo Luis Felipe a las minas que tenía Ricardo su hermano en Cucunubá, las cuales eran muy productivas, los visitantes acordaron conformar una sociedad para explotar una mina de carbón en esa misma zona. Entonces Luis Felipe compró la veta al señor Aquilino Quintana, don Rafael Agapito puso los implementos y herramientas que se requerían para la instalación, y Aristides administraba la mina. Esta sociedad duró varios años.

Hacia fines de 1983 Aristides y su esposa tomaron la decisión de irse a vivir a Bogotá, pues llegaron a la conclusión de que era lo más adecuado, para que los hijos tuvieran acceso a colegios y universidades, así que se mudaron a Bogotá. Al respecto señala Angela: “Entonces mis padres viajaban todos los días a trabajar a Suesca; esto continuó así aproximadamente hasta los años 90, cuando mi madre se pensionó y la mina de carbón de la tía Benedicta y su esposo terminó su vida útil”. Lamentablemente en el año 1985, murió Ricardo Mestizo, el hermano mayor de Aristides; al respecto dice Angela: “recuerdo que mi padre estaba muy triste”.

En las siguientes fotos aparece Tilito acompañando a su primo Luis Felipe, primero en la preparación de un piquete, y luego dentro del túnel Dunkerque en las antiguas minas de San Rafael, donde él laboró como capataz durante varios años.



Y en la siguiente aparece Aristides y su hijo Fabio acompañando a los propietarios de la Finca San Rafael, Luis Felipe Palacios e Idali Mendez de Palacios, en el túnel Dunkerque que fue la entrada principal a la Mina San Rafael.


Es de destacar la amistad que mantuvo don Rafael con Tilito, desde cuando era el capataz del tío Abelardo, y luego de él. Después fueron socios en la explotación de la Mina San Rafael, cuando don Rafael se fue retirando, pero de todas maneras iban juntos a la Mina uno o dos días a la semana. En esa época se llamaban el día anterior para acordar la hora de encuentro en la Autopista con calle 140 al día siguiente, y por lo general se decían antes de despedirse: “entonces a la misma hora pero más temprano”.

Después de que Don Rafael y Tilito se retiraron de las minas, mantuvieron comunicación y se visitaban con frecuencia. Luis Felipe dice que Tilito era “el bocadillo” del Abuelito (como le decían a Don Rafael en la casa), pues lo entretenía, y le endulzaba la vida con cuentos y apuntes graciosos, como puede observarse en la siguiente fotografía de esos años.


Para la familia Palacios-Cortés y sus miembros, Tilito ha sido una persona muy estimada y cercana, como si fuera un padre o hermano. El ha sido siempre cariñoso, generoso y atento con todos ellos. Se recuerda cuando el iba de visita, siempre llevaba algún apetitoso presente: o deliciosas golosinas de donde don Luis Moncada (almojábanas, mantecada, colaciones, arepas de harina de trigo adornadas con punticos y horneadas con mantequilla (arepas de Tilo), o mute para la Semana Santa, o tamales preparados en su casa.

Ahora Aristides  está retirado y permanece en casa, le gusta leer, y viaja los domingos a Suesca. Dice de él Angela su hija: “Como papá él es un hombre ejemplar, muy especial con sus hijos, siempre queriendo dar lo mejor de sí, nos ha aportado conocimientos, valores y amor. Estoy muy orgullosa de él, y le agradezco a la vida por tener el papá que tengo”.

==================
La presente Crónica ha sido elaborada con cariño y estimación, por Rafael Palacios Cortés, con aportes de Angela, Fabio, Rafael y Carmenza Mestizo Castillo, y la colaboración de Luis Felipe Palacios Cortés, como una muestra de gratitud y aprecio, con la cual rinden homenaje a quien ha dedicado tanto esfuerzo y amor, no sólo a su familia, parientes y amigos, sino también a los compañeros, paisanos y personas que para él trabajaron en estos 80 años de vida que le ha concedido el Señor.