Benedicta Cortés Guáqueta nació el 15 de Febrero de 1915 (hoy hace 98 años), se casó con Rafael Agapito Palacios Sánchez, y tuvo siete hijos: Luis Felipe, Rafael, Maria Benedicta, Maria Olga, Gloria Ester, Amparo y Esperanza Palacios Cortés.
Sus padres fueron: Apolinar Cortés y Juana Guáqueta. Ellos se casaron aproximadamente en 1900, cuando el ya era mayor de 35 años y ella apenas contaba 13 años, y tuvieron nueve hijos, tres varones: Marcelino (“don Marcito”), Abelardo, e Hipólito (“ don Polo”); y seis mujeres: Dolores (“Lola”), María Ascensión (“Maruja”), Procesa (“Prola”), Helena, Nieves, y Benedicta.
En el artículo “Familia Cortés Guáqueta” publicado el 14 de Junio de 2011 en este blog se narra el desarrollo de su hogar de origen. En el articulo “Abelardo Cortés – Personaje de Suesca”, publicado el 9 de Septiembre de 2011 en este blog se narra el origen, niñez y juventud tanto de su hermano Abelardo, como de Benedicta. En la siguiente foto aparece una foto de Benedicta recién casada
Benedicta nació en la primera vivienda que tuvieron sus padres Apolinar y Juana, la cual estaba situada cerca de las minas de La Silesia, en un lugar que se le denominaba “La Laguna” en razón de que se empantanaba cuando llovía. Allí sembraban y cosechaban principalmente trigo y cebada. Después de varios años la familia se trasladó a la casa de “Las Rocas”, en el inicio del ascenso hacia la colina que domina las legendarias Rocas de Suesca
Cuando Benedicta estaba recién nacida, su abuelo (Felipe Guáqueta) moribundo pidió que le trajeran al notario a casa para escriturar una de sus propiedades a su nueva nieta. Estando alli Juana y su hermana Estanislada Guáqueta le dijo al notario que dejaba una de sus fincas a su nieta Benedicta. Esta propiedad hoy en día es propiedad del Dr. Luis Felipe Palacios Cortés, su hijo mayor, quien actualmente presta sus servicios al Hospital de Suesca en su calidad de Médico Cirujano.
Después de un noviazgo de nueve meses, Benedicta se casó con Rafael Agapito en la Parroquia de Suesca, el sábado 27 de Abril de 1946 a las 5 de la mañana. Fueron sus padrinos Eliécer Bueno (quien era soltero) y su hermana Emma Bueno, quien a la vez hacía parte del grupo de damas de la Iglesia, al que pertenecía Benedicta. A continuación se muestra la foto de su matrimonio.
Según contaba su esposo, el día anterior a su matrimonio se reunió mucha gente en la casa de Abelardo para despedirlos de solteros, y entregarles los regalos de bodas. Al día siguiente se celebró la boda muy temprano (5 a.m.), pues Benedicta quería que nadie la viera; sin embargo hubo muchos curiosos en la ceremonia, y después salieron en tren para Bogotá.
Después de su viaje de Luna de Miel a Girardot, se instalaron en la casa de El Puente (ver artículo “Recuerdos Familiares” publicado el 1 de Diciembre de 2010 en este blog), donde también funcionaba la tienda donde conoció a su esposo. Rafael Agapito continuó trabajando en el Ferrocarril y Benedicta siguió encargada de la casa, del cuidado de su madre y de la tienda.
Posteriormente fue cuando a instancias de Jaime Gómez, un tinterillo amigo, y después de surtir un proceso muy largo y difícil, ella recuperó una tercera parte de la finca que había sido explotada por más de veinticinco años por parte de unos empresarios antioqueños que engañaron a sus padres para quitarle su propiedad (ver el artículo “Un relato de las Minas de Suesca” publicado el 6 de Abril de 2011 en este blog).
Una vez su esposo organizó las Minas de Carbón San Rafael en los terrenos que recibió como herencia de su abuelo, Rafael Agapito viajaba casi todos los días laborables a Suesca, excepto cuando había que hacer diligencias en la ciudad relacionadas con la Mina o las propiedades. Benedicta se levantaba muy temprano y a eso de las 4 de la mañana ya estaban desayunando. Ella misma le preparaba y le servía el desayuno al Abuelito con chocolate, caldo y huevos. El tenía que irse a esa hora, pues el viaje a Suesca tomaba casi tres horas, y las actividades en la mina se iniciaban muy temprano (5-6 a.m.). Después este tiempo de viaje fue disminuyendo en la medida en que se fueron terminando las obras de la nueva Carretera Central del Norte que se estaba construyendo a mediados de los 1950s, la cual conducía de Bogotá hasta Tunja y Sogamoso. Actualmente este viaje toma tan solo una hora.
A continuación se muestra una foto de la época en que Benedicta y su esposo tuvieron bonanza económica y de salud. Fue tomada en los años 1970s.
Un rasgo característico de Benedicta fue su arraigada creencia religiosa y su profunda convicción de la fe Católica. Le tuvo especial devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro, y después a San Martín de Porres cuando lo designaron Beato y le hicieron altar en la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Bogotá. Allí ella iba a misa casi todos los días, y en especial los martes que era el día dedicado a San Martín.
Un comentario especial amerita el amor y cariño que Benedicta siempre le profesó a su esposo, y la dedicación que le ponía a su hogar. Recién casada ella pensó inicialmente continuar sus tareas que desempeñaba en la Iglesia, hasta que una amiga y compañera del grupo de señoras que colaboraba en la Iglesia, la hizo caer en cuenta que ella ya era casada y tenía otros deberes. Ante eso, su hogar ocupó un sitio preferencial y se dedicó a éste durante el resto de su vida.
Una de sus hijas, Amparo, al retratar la personalidad de Benedicta decía: “El mejor recuerdo que tengo de ella es que fue una mujer que dedicó toda su vida a su esposo, que salía a medio vestirse con tal de no quedarse cuando él salía, siempre pendiente de él, rezando por las noches y pegada en la ventana hasta que él no llegara para ir a servirle su comidita. También tengo el recuerdo y le admiro mucho, que fue una mujer que no le importó el qué dirán, y no tenía pelos en la boca para decirle a la gente lo que tenía que decirle sin ningún problema, que siempre fue muy devota de Dios pues se la pasaba rezando y todos los días iba a su misa, en fin una mujer excepcional con mucho carácter, fortaleza, bondad; y, sobre todo a pesar de que se tomaba sus traguitos, cuando decía no más no recibía un solo trago por mas que le insistieran.”
Benedicta falleció en Bogotá el 23 de Abril de 1986 a la edad de 71 años. Que en paz descanse su alma.