Monday, June 15, 2020

Nacimiento de la República de Colombia

Orígenes indígenas
Según las teorías del antropólogo americanista Paul Rivet[1], la llegada del hombre América se hizo por varios caminos: por el estrecho de Behring durante la última glaciación o edad de hielo; y por las islas de la Polinesia. Según lo demuestran los vestigios encontrados en las excavaciones de la Hacienda de Tequendama y en El Abra cerca de Zipaquirá, el hombre estuvo presente en la sabana de Bogotá por lo menos desde el año 10,000 antes de Cristo.

Por restos arqueológicos que se han encontrado en diferentes sitios de lo que hoy es Colombia, se deduce que los indios se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección de moluscos, frutos y raíces silvestre, y algunas comunidades tuvieron una horticultura incipiente. Otros restos que datan del año 500 antes de Cristo, representativos de la cultura muisca, reflejan una vida sedentaria, en la cual se desarrolló la agricultura, la cerámica, y se comenzaron a formar los poblados. Posteriormente, mediante el desarrollo de una agricultura más productiva, los nativos lograron excedentes de las cosechas de maiz que almacenaban, quedándoles tiempo libre para otras actividades, tales como los ritos religiosos, el tejido, la alfarería y la orfebrería.

Conquista Española

Respecto a la conquista española, el historiador Jorge Orlando Melo[2] nos dice en su obra  Historia Mínima de Colombia: “Los viajes de los españoles a América seguían varios intentos de encontrar una ruta entre Europa y los países del Oriente, de donde se importaban especias y otros productos de lujo”; y en otros apartes nos dice: que “los españoles justificaron la conquista de los indios con razones religiosas, apoyándose en el dictamen del papa Alejandro Borja quien “encargó a los reyes de España convertirlos al catolicismo, y les dio para ello la autoridad temporal sobre sus territorios”.

Algunos extractos de su obra que sobresalen en su naración son:

·      “Los españoles soñaban con convertirse en amos de una población que trabajara para ellos, lo que los haría parecidos a los nobles españoles”. 
·      “Con los indios los conquistadores combinaban violencia, manipulación y seducción. También aprovecharon las guerras y enfrentamientos entre diferentes grupos”.  
·      “Para controlar el territorio los españoles fundaban ciudades, ante todo donde había una población indígena que pudiera sostener a los conquistadores y dar oro". 
.    "En algunos sitios como en Antioquia, Anserma, Cartago y cerca a Popayán había minas, y para trabajarlas, trajeron esclavos africanos.”                                            

Hacia 1542, después de muchos años de violencia, seducciones y engaños, los muiscas estaban en general sometidos y repartidos a los encomenderos. Según Pedro Simón, se pasó de cien mil varones adultos a menos de dos mil en pocos años. Entonces la Corona Española, preocupada por la disminución de los indios, trató de modificar las relaciones de los pobladores españoles con éstos y expidió las “Leyes Nuevas", que prohibieron esclavizarlos y hacer más expediciones de conquista. Además modificaron la encomienda en forma drástica: los encomenderos, en vez de usar el trabajo de sus indios, recibirían un tributo tasado por las autoridades en oro, mantas o productos agrícolas. 

Estas normas y su aplicación gradual e incompleta, hicieron que la relación con los indios pasara de una etapa de saqueo, esclavización y conquista armada, a una de explotación laboral permanente. Las leyes consideraban al indio un “vasallo libre”, pero por la autoridad del rey podía ser obligado a trabajar para los españoles, no tenía libertad de residencia y movimiento, y sus tierras o minas podían ser distribuídas a los españoles. 

El resultado más visible de la Conquista fue la disminución drástica de la población a partir de 1500, por la muerte violenta de los varones indígenas, el hambre y la falta de alimentos porque los indígenas dejaron de sembrar, con la idea de que si no había alimentos los españoles se irían, y también el suicidio de los indios, que se dio en diversos sitios. También disminuyeron los nacimientos, por el envío de jóvenes adultos a zonas de minería como cargueros y bogas; pero fueron las enfermedades y epidemias traídas por los europeos o por los esclavos africanos las que produjeron más muertes.

La Colonia

Los historiadores usaron la fecha de 1550 para indicar el paso a un nuevo período, que se llamó la época de la Colonia. Para esa época se agotó el oro que tenían los indios, el cual obtenían los españoles por trueque o saqueo, entonces comenzaron a organizar la explotación de las minas. Los esclavos tenían una mejor adaptación al calor y tenían ya resistencia a algunas enfermedades comunes en el África, como la malaria, que acababan con los indios de las zonas cálidas. Hacia 1580, cuando la economía minera se consolidó, comenzaron a llegar más y más esclavos. Entonces el oro se convirtió en el centro de la economía colonial, y con éste se pagaban los productos españoles consumidos por los pobladores. 

A partir de 1593 los indios quedaron también obligados a vivir en pueblos, cerca de las tierras de cultivo, o en resguardos. Se formaron así “dos repúblicas”: la de los españoles en las ciudades, y la de los indios en pueblos junto a los resguardos. La civilidad se oponía a la barbarie del campo. En la república de los indios la conquista española fue seguida por la sujeción cultural: una vez sometidos los indígenas, los doctrineros se instalaron en la mayoría de las comunidades para convertirlos y cambiar sus costumbres incompatibles con la religion Católica. 

Los españoles que siendo hidalgos, es decir de sangre limpia, por no descender de herejes ni tener manchas de la tierra (mezcla con indios o negros), estaban exentos de tributos y tenían medios para evitar el trabajo manual. Estos españoles, sumados a los descendientes de los mestizos legitimados de las primeras generaciones y blanqueados por nuevas generaciones de españoles, constituían la nobleza de las ciudades, tenían derecho a ocupar los cargos del cabildo, debían ser tratados como “don y doña” y los demás debían cederles el paso en las calles y dejarlos ocupar las primeras bancas en las iglesias. 

En esta sociedad jerarquizada, los indios estaban sometidos a una tutela minuciosa, defendidos por los sacerdotes. Los mestizos y mulatos estaban por encima de los indios porque podían contratar, comprar tierras, o establecer pequeños negocios, emplearse y moverse en el territorio. Por debajo de esas dos categorías estaban los esclavos negros que eran propiedad de sus amos, quienes podían venderlos y tenían autoridad sobre ellos. Esta sociedad de castas estaba consolidada a comienzos del siglo XVII y se mantuvo hasta 1810. 

Los miembros de la “nobleza” o blancos de primera clase crearon redes familiares que reunían a comerciantes, terratenientes, funcionarios y letrados (abogados y curas) y controlaban la vida de sus ciudades. Los funcionarios españoles casaban a sus hijos con herederas locales; estas familias unían la herencia de la Conquista y la riqueza con el entronque con funcionarios reales y creaban redes muy amplias de consanguinidad que perduraron como una de las formas principales de poder en el siglo XIX. 

Los Comuneros

La guerra con Inglaterra que terminó en 1713, dejó a España debilitada, a pesar de la riqueza de sus colonias en América; entonces decidió reformar a fondo el sistema colonial. La principal reforma fue la creación del Virreinato de la Nueva Granada para tener un gobernante capaz de imponerse a la Real Audiencia. En el nuevo sistema, la Real Audiencia conservaba los poderes judiciales y las tareas administrativas, pero el virrey asumía el nombramiento y control de los gobernadores, la vigilancia del fisco y el mando sobre las tropas que crecieron rápidamente.

Pero estas reformas tenían un interés central, que era el aumento de los ingresos locales y el control de gastos. A los impuestos existentes que gravaban la entrada de productos españoles, y la alcabala que se cobraba a los productos locales, se añadieron dos grandes rentas basadas en el monopolio del aguardiente y el tabaco (estancos). A la incomodidad de los cultivadores de tabaco y de caña se sumó la de los comerciantes. Comenzaron entonces los levantamientos en Charalá y Socorro el 16 de marzo de 1781, cuando los campesinos enfurecidos arrancaron los avisos de las nuevas reglas de impuestos. Las protestas crecieron con rapidez y se extendieron hasta los llanos orientales. En decenas de pueblos se formaron grupos de gente “del común” que se unían y armaban para pedir el cambio en los impuestos. 

A mediados de mayo estos grupos coordinados por los notables de Socorro, Vélez y otros sitios, elegidos por “el común”, habían formado un ejército de 16,000 personas que llegó a Zipaquirá, a un día de camino a Bogotá. Los delegados de las autoridades fueron enviados a hablar con los “jefes comuneros” para tratar de impedir la toma de la indefensa ciudad. Para ello, aceptaron casi todas las peticiones de los rebeldes y firmaron unas capitulaciones el 7 de junio de 1781, que fueron solemnizadas con un juramento en la iglesia de Zipaquirá encabezado por el arzobispo de Bogotá Antonio Caballero y Góngora. 


Cuando los confiados comuneros se desbandaron y regresaron a sus pueblos, el virrey mandó tropas desde Cartagena y comenzó a reprimirlos. Al anunciar que no se cumplirían los acuerdos, algunos volvieron a tomar las armas dirigidos por José Antonio Galán, pero fueron derrotados por las tropas reales, y en diciembre fueron ejecutados Galán y cuatro de sus compañeros. 


Independencia y libertad

El crecimiento de la agricultura, la minería y el comercio, aumentó el poder de las grandes familias del Nuevo Reino. Muchos de sus hijos, frustrados por las restricciones al comercio o a la agricultura, o por la política de dar los mejores cargos a los europeos, querían un nuevo pacto colonial que les diera más poder, reconociera su derecho a ocupar los cargos públicos y creara mayores oportunidades para el progreso, mediante la libertad de comercio, la reducción de impuestos, la supresión de monopolios o la distribución de tierras.

De otra parte estaba el ejemplo de los Estados Unidos y la influencia de los ideólogos ilustrados, que llevaron a pensar en la independencia de América. En 1791 el virrey Ezpeleta apoyó la publicación del primer Periódico de Santafé de Bogotá, en el que escribieron los jóvenes eruditos, como Caldas, Ricaurte, Camacho, Nariño y Zea. En 1801 Jorge Tadeo Lozano y José Luis de Azuola, publicaron el Correo Curioso, y todavía en 1808 los jóvenes científicos lograron el apoyo del virrey Antonio Amar y Borbón para publicar un periódico dedicado a la geografía, la botánica, la zoología y la promoción de la educación pública, que se llamó el Semanario del Nuevo Reino de Granada dirigido por Francisco José de Caldas. 

Los intelectuales americanos parecen haber disfrutado el ambiente ilustrado promovido por los virreyes y lo aprovecharon para formarse, consolidar una red social en las ciudades y villas principales, y participar en discusiones en las que empezaron a sentir que, aunque eran parte de la nación española, tenían intereses propios americanos. La primera confrontación preocupante sucedió en 1794 cuando Antonio Nariño publicó en la imprenta que había establecido con patrocinio del virrey, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano hecha por la Asamblea francesa de 1789. Las autoridades aterradas por las denuncias de que se preparaba una conspiración para acabar con los estancos y apoderarse del gobierno local, reaccionaron violentamente, confirmando la sospecha de los letrados criollos de que las autoridades españolas eran cada vez más hostiles a sus intereses. 

Frente a un rey francés impuesto a la fuerza (José Bonaparte, hermano de Napoleón), hubo una reacción inmediata en varios sitios de España y se formaron Juntas locales para gobernar en nombre de su propio rey Fernando VII. Pronto los criollos propusieron que se formara una Junta local para gobernar temporalmente a nombre de su rey, y en 1809 la Junta Central invitó a las provincias americanas a mandar delegados, pero al Nuevo Reino de Granada le correspondió un solo representante, pero éste nunca viajó a España pues quedó bajo el poder francés. 

En su lugar las diferentes juntas locales enviaron documentos a la Junta Central dando sus instrucciones, siendo el más importante el del Cabildo de Santafé, escrito por Camilo Torres (Memorial de Agravios) que expresaba el pensamiento de los principales criollos, con la esperanza de que se evitara una “funesta separación”, pero siempre que se corrigieran los abusos. Entre muchos otros reclamos, el documento planteaba la representación del reino sobre bases de igualdad entre españoles y americanos, y al amenazar con la independencia si eso no se lograba, iba mucho más allá de las reivindicaciones fiscales de los comuneros. 

En Bogotá los dirigentes del grupo criollo sabían que contaban con el apoyo de Villavicencio, y decidieron aprovechar su llegada para establecer la Junta. Para presionar el virrey Antonio Amar y Borbón, provocaron el 20 de Julio, día de mercado, una pelea callejera con un español al que fueron a pedirle un florero para adornar la mesa en un banquete en honor de Villavicencio. Una multitud se lanzó a las calles y pidió al virrey un cabildo abierto. El virrey cedió a la presión y el 20 por la noche se formó la Junta de Santafé, que asumió el gobierno a nombre del Rey de España. 

Para la mayoría se trataba de asumir la soberanía a nombre del pueblo mientras el rey recuperaba el poder. Pero el peso de los partidiarios de separarse de España era evidente, como lo muestra la redacción del acta misma, que dice que gobierna a nombre del rey Fernando VII, y que le devolverá la soberanía “siempre que venga a reinar entre nosotros”. En los días siguientes y en medio de rumores de conspiraciones, el pueblo salió a la calle a pedir la detención del virrey. Los notables que habían tratado de movilizar al pueblo para lograr el poder local, empezaron a tratar de frenarlo y a evitar choques con los españoles. En todo caso el 15 de agosto Bogotá estaba ya gobernada por una Junta Autónoma y el virrey había sido expulsado a Cartagena. 

Centralismo y Federalismo

Desde el 20 de Julio de 1810 la Junta había propuesto que se escribiera una constitución que afianzara la “confianza pública”. Para buscar el consenso de las provincias y evitar que éstas sintieran que Bogotá fijaba las reglas, el 29 de Julio, siguiendo las orientaciones de Camilo Torres y José Acevedo y Gómez, que querían un congreso “federativo” en el que las provincias se unieran para enfrentar cualquier peligro, Bogotá invitó a todas las demás juntas a enviar un representante a esta ciudad para un congreso preparatorio que fijara las reglas con las cuales se elegiría un Congreso Constituyente. 


En diciembre del mismo año se reunieron en Bogotá los delegados de las provincias que mandaron representantes en respuesta de la cita de Santafé: Nóvita, Socorro, Pamplona, Neiva, Chocó y Bogotá; faltaban Popayán, Pasto y Santa Marta, que estaban en manos de partidarios de la Regencia, Cartagena y Antioquia prefirieron un congreso en otro sitio, y Tunja que rechazó la anexión de Sogamoso a la Junta de Santafé. 

En el primer año de Independencia el entusiasmo por la participación del pueblo primó sobre la visión estamental de que sólo los criollos ricos e ilustrados debían votar. Mientras la representación la tuvieran los cabildos, el más pequeño tendría tanto poder como Bogotá; esto amenzaba la supremacía de Santafé, sede tradicional de las autoridades. En Santafé muchos pensaban que, habiendo sido la capital, debía seguir ejerciendo una autoridad central. Esto llevó a un debate sobre el federalismo y el centralismo. Las provincias no se veían como un país o una nación diferente a la nación española, aunque cierto lazos intelectuales y emocionales neogranadinos habían comenzado a formarse entre los letrados. 

Para los criollos había una patria oficial que era España, y una patria natural que era la provincia o la ciudad donde habían nacido, aunque se estaba formando la idea de una patria americana por las tensiones y rivalidades con los españoles que los convertían en un grupo diferente a éstos. Pero no había una patria neogranadina, pues la Nueva Granada era ante todo una jurisdicción administrativa, que podía ser el virreinato, sin la capitanía de Venezuela. 

Bogotá inquieta por la posibilidad de que el Congreso de las Provincias Unidas creara un gobierno al que debiera someterse, convocó un Congreso Electoral provincial que en mayo de 1811 expidió la Constitución de Cundinamarca. La elección de un nombre indígena para la provincia tenía un valor simbólico y expresaba una ruptura con el imperio español y una tenue evocación del pasado indígena. Cartagena, Antioquia, Popayán, Chocó, Tunja, Pamplona, Socorro, Neiva y Mariquita, para garantizar la soberanía que habían asumido, aprobaron constituciones provinciales imitando la de Cundinamarca. Casi todas las provincias sobre la base de la Constitución local declararon la independencia absoluta de España. 

Al comienzo Bogotá propuso un sistema federal, pues la Junta tenía muchas personas de fuera, pero pronto los bogotanos se inclinaron por un gobierno unificado y centralizado. A finales de 1811, las principales provincias firmaron un Pacto de Unión Federal y formaron un gobierno conjunto de las Provincias Unidas. Bogotá no aceptó firmarlo e intentó seducir a varias ciudades para que abandonaran su provincia y se le anexaran, lo que aceptaron algunas como Leyva y Sogamoso, para romper su subordinación a Tunja. Entonces Bogotá envió tropas para sostener y promover estas y otras rebeliones locales contra las provincias de Tunja y Socorro, lo que condujo a la primera guerra entre los dos bandos de patriotas en 1812 y 1813, que enfrentaron al Congreso de las Provincias Unidas (Cartagena, Antioquia, Pamplona, Tunja y Socorro) y a Bogotá (que tenía el apoyo de Mariquita) y que resultó favorable a Bogotá, gobernada por Antonio Nariño. 

El gobierno federal se concentró en buscar la derrota de los ejércitos españoles que se habían reorganizado en Venezuela.  Simón Bolívar, con apoyo del Congreso de las Provincias Unidas, logró derrotarlos y formar la República de Venezuela en 1812, pero ésta no pudo sostenerse. En 1813 el gobierno de Nariño logró el respaldo del Congreso Federal para hacer una expedición contra Popayán y Pasto, que estaban bajo autoridades españolas. Él mismo encabezó la expedición que fue derrotada y tuvo como resultado una nueva prisión de Nariño, enviado por tercera vez a España. 

En 1814 representantes de Bogotá y las Provincias Unidas firmaron un acuerdo para establecer un gobierno conjunto, pero el gobierno de Bogotá se negó a ratificarlo. A finales de año las tropas federales, encabezas por Bolívar entraron a Bogotá y la obligaron a sumarse al gobierno unificado de la federación, ya en vísperas de la llegada de la expedición de Pablo Morillo. 

Fernando VII recuperó el trono en 1814, cuando Napoleón fue derrotado por Inglaterra. Pronto reasumió el gobierno absoluto de España y preparó una expedición militar que, en 1815, partió hacia Caracas y la Nueva Granada al mando del Pacificador Pablo Morillo. La expedición recuperó Caracas, siguió a Santa Marta y a mediados de 1815 atacó a Cartagena, que enfrentó un largo sitio. Después de más de tres meses de hambre, muertes y enfermedades la ciudad se rindió y en los meses siguientes el ejército español retomó en forma gradual todo el territorio de la Nueva Granada, entrando a Bogotá en Julio de 1816. 

La reconquista española en 1816 y 1817 fue muy violenta. En una época recordada como “del terror”, las autoridades aprisionaron, juzgaron y ejecutaron a centenares de patriotas, como los expresidentes Camilo Torres, Liborio Mejía, Joaquín Camacho y Jorge Tadeo Lozano, miembros de las Juntas provinciales, criollos de prestigio intelectual como Francisco José de Caldas, y gente del pueblo que había apoyado a los rebeldes, como Policarpa Salavarrieta. 


Surgimiento de la República de Colombia

Cuando cayó el gobierno independiente, grupos pequeños de soldados patriotas huyeron a los llanos orientales y formaron guerrillas que sobrevivieron de 1816 a 1818. En este año Bolívar ya había formado un ejército de llaneros en las riberas del Orinoco y, en vez de atacar Caracas, que tenía un ejército español fuerte, decidió unirse a los grupos de los llanos encabezados por Francisco de Paula Santander.


En 1819 el ejército patriota sorprendió a las tropas españolas que controlaban Tunja y el Socorro cruzando la cordillera por una ruta juzgada imposible y atacándolos cerca de Sogamoso, y en dos batallas derrotaron al ejército español, y así pudieron ocupar Bogotá. Bolívar entonces convocó a un congreso en Angostura (Orinoco) para diciembre de ese año. Allí se constituyó la República de Colombia, nombre propuesto por Francisco Miranda para toda la América independiente en 1806, y Bolívar fue nombrado presidente; él consideraba que este nuevo estado debiera incluir los territorios del virreinato, es decir, Caracas, Bogotá, Quito y Panamá. 

En 1821 el Congreso de Cúcuta aprobó la Constitución de la República de Colombia, con delegados de Nueva Granada y Venezuela. Según dicha Constitución, el Estado estaba dividido en tres poderes independientes, siguiendo la visión de Montesquieu: legislativo, ejecutivo y judicial. En ese mismo año Panamá se unió a la República de Colombia; Bolívar marchó al sur con sus ejércitos y en 1823 derrotó a los españoles en Guayaquil y Quito, e impuso el ingreso de estas dos ciudades como el Departamento del Ecuador en el nuevo país. Después siguió a Perú donde derrotó a los españoles y dejó establecido un gobierno republicano. Además creó la República de Bolivia en 1826. 

Sin embargo, tanto Caracas como Quito habían sido independientes de Bogotá, y poco los unía a la Nueva Granada; su estructura social y su economía eran diferentes: Venezuela tenía una participación amplia de esclavos en las activides económicas y era exportador de productos agrarios; Quito, que se parecía mucho a Bogotá, tenía una gran proporción de población indígena y una orientación agrícola. Los dirigentes de las tres regiones tenían muy poco contacto, y unían algunas zonas fronterizas: Popayán y Pasto tenían más bien contactos comerciales y culturales en las zonas fronterizas con Quito, y Pamplona tenía vínculos fuertes con Maracaibo y el Táchira. La Independencia había creado nuevos lazos, en particular por la participación de soldados venezolanos en Colombia y de neogranadinos en las campañas venezolanas. 

No obstante la decisión de unir las jurisdicciones de las tres audiencias no era realista: el gobierno de provincias tan distantes era casi imposible, los congresistas tardaban varios meses en llegar a la capital, las leyes no podían atender en forma adecuada las diferencias ni sopesar los intereses locales; por eso los constituyentes en 1821 se sometieron a la preferencia clara de Bolívar por un gobierno centralista. Se creó así una insatisfacción profunda en las regiones, donde muchos sentían que sus pueblos seguían como antes de la Independencia, subordinados a un poder central. 

Por otra parte los constituyentes de 1821 declararon la igualdad de los indios, de modo que podían participar en elecciones, y eliminaron toda discriminación basada en criterios étnicos o de origen racial, pero en la práctica los indios no iban a las escuelas ni aprendían a leer y escribir, y no eran sujetos independientes en la economía, o sea que no podían vender sus tierras o comprar otras, lo cual los condenaba a la subordinación y a la pobreza, y los convertía en víctimas del autoritarismo de propietarios y políticos vecinos. 

Además, los esclavos no eran hombres libres y por lo tanto no tenían derechos políticos. Pero la existencia de la esclavitud contradecía los principios que habían defendido los patriotas y éstos decidieron acabar con tal institución. Entonces se adoptó el modelo de Antioquia, prohibiendo el tráfico de esclavos y declarando que cualquier esclavo que pisara el territorio nacional quedaba libre, y definiendo como libres a los hijos de los esclavos que nacieran en adelante. Posteriormente en 1850, se tomó la decisión de liberar a todos los esclavos, lo cual redujo los conflictos que su emancipación produjo en otros países de América, como Estados Unidos. 

Es de hacer notar que Santander ejerció el gobierno de Colombia desde 1819, primero como gobernador de Cundinamarca y luego, a partir de 1821, como vicepresidente. Fue un gobernador ordenado y cuidadoso, atento a los detalles, y obsesionado con acostumbrar a los ciudadanos a obedecer la ley que sus representantes habían adoptado. Una de sus frases favoritas era: Colombianos: las armas os han dado la independencia, solo las leyes os darán la libertad.

Referencias

- Beltrán Peña, Francisco (1983). Los Muiscas: Pensamiento y Realizaciones, Editorial Nueva América

- Medina de Pacheco, Mercedes (2006). Los Muiscas – Verdes labranzas, tunjos de oro, subyugación y olvido, Buhos Editores, Tunja

- Melo, Jorge O. (2017). Historia Mínima de Colombia, Turner Publicaciones, Madrid




[1] Paul Rivet fue un etnólogo francés que vivió de 1876 a 1958; creó la teoría oceánica acerca del origen del poblamiento americano, según la cual, los indígenas americanos provienen de migraciones de Australia, Polinesia y Melanesia. En 1942 Rivet llegó a Colombia y fundó el Instituto y Museo de Antropología. 
[2] Jorge Orlando Meloes un historiador, profesor universitario y periodista colombiano, nacido en Medellín en 1942. Entre sus obras más conocidas está  Historia Mínima de Colombia, Turner Publicaciones, 2017