Basado en el reportaje realizado por Angela Guáqueta el 7 de marzo de 2016, para el noticiero SIHOS Personajes de Suesca en el canal de TV Suesca, a continuación hago una breve narración acerca de los principales aspectos de la vida de Don Gratiniano Bueno Valenzuela (q.e.p.d.), y sus relaciones con el municipio y con el país. También recibí información de su esposa, doña Deyanira Rincón vda. de Bueno, con quien tuvieron 40 años de convivencia. La referida entrevista se realizó en la casa que heredó de su padre, el General Gratiniano Bueno Melo, héroe de la Guerra de los Mil Días, también nacido en Suesca y de quien nos ocuparemos en un futuro post.
Ancestros, niñez y juventud
Don Gratiniano, como le llamaban corrientemente sus paisanos, nació el 16 de mayo de 1932 en el municipio de Suesca. Fueron sus padres el general (r) Gratiniano Bueno Melo y doña María Valenzuela de Bueno, quienes se habían casado en 1921. La casa donde nació y vivió nuestro Personaje, fue construída por su abuelo, Juan Bautista Bueno, natural de Cartago (Valle) quien llegó a Suesca a manejar las escuelas del municipio. Por el lado materno, su abuelo se llamaba Celso María Valenzuela, quien era oriundo del Socorro, Santander, y se radicó en el vecino municipio de Sesquilé.
Durante su niñez, Don Gratiniano vivió en Bogotá, y visitaba Suesca durante las vacaciones escolares: en Semana Santa, en el mes de Julio, y en Diciembre. Estudió sus primeros años en el Colegio Niño Jesús de las señoritas Esguerra; luego pasó al Colegio del Rosario en la Quinta Mutis, y posteriormente a la Escuela de Cadetes, entre 1946 y 1949, pero por color político los retiraron a él y a otros compañeros. Entonces vino a terminar su bachillerato en el Colegio Alfonso Jaramillo, de donde han salido personas que han ocupado cargos muy importantes: como ministros, consejeros de Estado y como miembros de la Corte Suprema de Justicia.
Luego, Don Gratiniano estudió derecho en la Universidad Republicana, creada por el general Benjamín Herrera y el general Rafael Uribe Uribe, a la cual se le cambió el nombre después, y se le denominó Universidad Libre. El general Herrera había sido compañero de batalla de su padre, el general Gratiniano Bueno Melo, y del general Rafael Uribe Uribe.
Vida profesional y conyugal
En 1954 don Gratiniano viajó a los Estados Unidos y cursó estudios en Ingeniería de Alimentos, aunque le faltó un semestre para terminar su carrera, pues debió regresar a Colombia en 1970, por la enfermedad de su padre. Al regresar de Estados Unidos, entró a trabajar en Bavaria, en una posición muy buena, y se casó con Mercedes Bustillo, una dama muy inteligente y capaz, prima del padre Camilo Torres. Ella era doctora en filosofía, y socióloga de la Universidad Nacional, pero por situaciones de la vida, la unión se terminó y se separaron; con ella tuvo seis hijos varones y una hija. Entonces se unió con Deyanira Rincón, con quien tuvo dos hijas: María Fernanda y María Helena Bueno Rincón. Con Deyanira tuvieron una unión feliz hasta cuando ocurrió su muerte, el 24 de julio de 2020, a la edad de 88 años.
Don Gratiniano fue abogado penalista de la Universidad Gran Colombia, luego finquero, y político liberal. En dos oportunidades aspiró a la alcaldía de Suesca, pero no resultó elegido; él quería hacer muchas cosas por el municipio. No fue amante del dinero, aunque si tuvo una empresa durante 30 años, y tuvo que sostenerla por varios años más, pues tenía entre 25 y 30 personas trabajando en ella; tuvo que cerrarla pues quebró al dejarse vencer por el modernismo. En el campo politico estuvo muy influenciado por su padre, quien manejaba parte del Partido Liberal, mientras que otros miembros de la familia lideraban parte del Partido Conservador. Su hermana y su abuela fueron del Partido conservador.
Propiedades
Respecto de la finca de Casa Quemada, Don Gratiniano contó como “su padre había traído madera fina de muchas partes para construir una casa en esa finca, pero los contrarios políticos le prendieron fuego; de ahí viene su nombre de “Casa Quemada”. Luego su padre construyó una finca en Villa Luz, hacia 1920-1925; ésta fue una hacienda importante para el municipio. Esa finca la adquirió comprando parte por parte, a un señor de apellido Olaya. Primero la manejó su padre, y luego él, con ganado lechero. Posteriormente, él le entregó la parte que le correspondía, a su hermana, la cual es manejada por el hijo de ella, Juan Carlos Caballero. Dicha finca, decía Don Gratiniano, “es un remanso de paz”.
A manera de anécdota, Don Gratiniano contó cómo la empresa Ferrocarriles Nacionales, mediante fallo del Tribunal de Cundinamarca, tuvo que pagarle a su padre por el uso de la tierra y la explotación de la piedra, cuando construyó el ferrocarril en Suesca, ya que pasaba por terrenos de su propiedad. Las escrituras establecían la propiedad de Don Gratiniano hasta donde parten aguas, arriba de las Rocas de Suesca.
Familiares
Su hermana, quien murió hace ya cerca de 15 años, fue casada con el Dr Gaspar Caballero Sierra, eminentísimo abogado quien milagrosamente se salvó en la toma del Palacio de Justicia, cuando él era Presidente del Consejo de Estado. Él Dr. Caballero le donó a la Universidad de la Sabana su biblioteca, que ocupaba toda una casa, y su valor se estimaba entre 10 y 15 millones de pesos de esa época.
Reminiscencias
Cuando se le preguntó a nuestro Personaje en dicha entrevista, cómo era Suesca, Don Gratiniano respondió: “Divino! Especialmente la entrada del puente hacia el pueblo, recuerda cómo se entrelazaban los sauces; no se sabe por qué éstos desaparecieron. El resto es más o menos igual, aunque el Puente era más angosto. Recuerda que en esa época él era muy amigo del general Landazábal Reyes, entonces comandante del Ejército, y acudió a él para pedirle que mediante un destacamento de la Ingeniería Militar ampliara el Puente. No solo así lo hicieron, sino que también construyeron la Carretera al Crucero. Curiosamente, el general Landazåbal Reyes tiempo después fue designado Ministro de Defensa de 1982 a 1986, durante el gobierno de Belisario Betancur.
En la misma entrevista, Don Gratiniano compartió otros recuerdos, acerca de cómo era Suesca: “como no había plaza de mercado, éste se realizaba en la plaza principal los domingos. Venían “marchantas” de los municipios cercanos: Chocontá, Sesquilé, Cucunubá, Nemocón, Lenguazaque, y del mismo Suesca”. También él recordaba que en la plaza principal estaba la tienda de las señoritas Cortés Arana, donde ahora queda la Policía, en donde también se podían hacer llamadas telefónicas, pero a veces había que esperar hasta 8 horas para conseguir una llamada a Bogotá. Ellas eran hermanas de un coronel del ejército, y tenían su casa cerca a la entrada al Cementerio, la cual era muy bonita, pero la tumbaron para construir una urbanización.
De la familia Cortés tan solo quedaba, en el momento en que se hizo la entrevista, Don Luis Felipe Cortés, quien era medio hermano de Don Gratiniano, pues era hijo de su padre antes de casarse. Don Gratiniano lo quería mucho, e hizo muchas cosas por el municipio Suesca, entre ellas dirigió el Club de Leones de Suesca. Al momento en que se realizó la entrevista, Don Luis Felipe Cortés aún vivía, y tenía 104 años. Acerca de la longevidad de algunos miembros de su familia, mencionó a su madre quien alcanzó la edad de 98 años; ella decía en esa época, que no era que estuviera aburrida de la vida, pero consideraba que ya era la hora de que el Señor “la llamara a calificar servicios”.
Respecto de su vida en el municipio, Don Gratiniano recuerda cuando el pueblo empezaba prácticamente en Tres Esquinas, donde estaba la fábrica de chicha; allí también empezaba la carretera a Guita; hacia atrás hasta el Puente no había sino potreros. En dicha fábrica producían la chicha y la empacaban en grandes toneles, y luego la repartían en un carro jalado por una mula, a las tiendas que existían en aquella época. La chicha era muy popular, puesto que era el único pasatiempo que tenían los obreros de las minas. Ellos llevaban una vida muy miserable, pues con frecuencia morían espichados en las minas, que en esa época se explotaban sin ninguna técnica. Por otra parte, llegaban a dicha fábrica totalmente cubiertos por el polvo del carbón, a tomar chicha en totuma.
Por esta razón, el periódico El Espectador publicó en ese entonces un artículo titulado “Suesca, el pueblo más miserable de Colombia”, a causa de que la gente vivía metida en las minas de carbón, y con el paso del tiempo, aproximadamente el 80 por ciento de ellos morían de tuberculosis. Por esto, Lorencita Villegas de Santos, esposa del presidente Eduardo Santos, le regaló al municipio un centro de salud que quedaba donde hoy en día queda el ancianato; allí también funcionaba la Liga Antituberculosa Colombiana. El presidente Santos fue quien impulsó la creación de la Escuela de Policía General Santander.
Haciendas y fincas de Suesca
En esa época había grandes haciendas en Suesca, y llegó al municipio gente muy importante venidos del exterior. Por ejemplo, la familia Martan, que fueron los dueños de las Minas de San Vicente, quienes explotaron técnicamente la principal mina de carbón del municipio. Los Rubin, quienes eran suizos, habían construído en Bogotá el funicular a Monserrate. Ellos también transportaban carbón en unos camiones grandes, importados de Suiza, de marca Sauber. En Suesca los Rubin conocieron a Tobías Alfonso, esposo de doña Brígida Penagos, a quien estimaron mucho.
La mejor hacienda que hubo en Suesca se llamaba “El Potrero”; la hizo Pietro Cantini, quien construyó el Capitolio Nacional, el teatro Colón y otras edificaciones importantes en Bogotá, como el Hospital San José. Su hijo Pío nació en Suesca, y tuvo muy buenas relaciones con el padre de Don Gratiniano. Recuerda que a la entrada de dicha hacienda había un gran portal y un lago con cisnes. Cuando él iba a esa hacienda solo le interesaban los caballos y los cisnes, pero por dentro de la casa había grandes lujos.
Otras haciendas importantes fueron: la de los Rocha (“Achury Viejo”), que tiene su propia capilla, y estaba dedicada a la cría de toros de casta. De esta hacienda, a Don Gratiniano le impresionaba especialmente la forma como alimentaban al ganado. También recuerda la finca de Benjamín Rocha, que luego fue adquirida por Guillermo Herrera Carrizosa, quien después llegó a ser alcalde de Suesca. Otra finca importante fue la de San Carlos, donde ahora está Flores de Suesca, que perteneció a los hermanos Holguín; uno de ellos fue Presidente de Colombia. Como esta finca tenía gran extensión, fue dividida después, cuando fue presidente Carlos Lleras Restrepo, quien empezó a adelantar una Reforma Agraria, y dicha finca calificaba como latifundio.
El Socaire por los lados de Sesquilé, era también una finca muy grande, de propiedad de Inesita, donde compraban la leche; también se dividió. La finca de la Polinesia era de propiedad del señor Alcibiades González y su esposa, padrinos de matrimonio de los padres de Don Gratiniano. Fue una familia muy unida, pero no le pusieron suficiente atención a la finca, y tuvieron problemas porque la finca no tenía titulación. Entonces la tomaron en arriendo los dueños de la finca de San Carlos, los Díaz Plazas, y allí tuvieron sus fincas, pero el municipio cometió el error de permitirles extraer el agua de la Laguna de Suesca, y así lo hicieron por muchos años, hasta que prácticamente la secaron. Esa laguna era una real belleza, pues tenía tres colores, uno en la mañana, otro al medio día, y otro en la tarde; había unas islas a las cuales se podia ir en lancha. Pasaron los años y ese paraíso lo dejaron perder, en beneficio de cuatro ribereños que la dejaron casi sin agua.
La hacienda Australia también la conoció Don Gratiniano; era una hacienda bastante alta, al principio fue de una empresa llamada Macneri Villa; posteriormente fue de un señor apodado el “Gallino Vargas”, quien luego la vendió a los Ramírez Ocampo.
Civismo y política
El doctor Augusto Ramírez Ocampo fue compañero de Don Gratiniano en el Concejo de Suesca, en 1961; en esa época no había allí nada de odios ni rencores, y todos querían contribuirle al municipio; era un cargo “ad-honorem” y lo hacían por su pueblo. Hoy en día esos cargos se comercializaron: la “mermelada” va por todas partes de la República; para tener a la gente contenta le tienen que dar su pedacito; ya no hay ese amor por servirle al pueblo, sino por ganarse unos pesos. En aquella época el Concejo de Suesca lo conformaban: el doctor Ramírez Ocampo, Francisco Sintura, padre del que fue Vice-Fiscal; un químico de Santa Rosita; y el doctor Cano Jacobo.
En Suesca también tenemos artistas, como el maestro Rafael Penagos; con él jugaban en su niñez, y fueron acólitos de la Iglesia. Acerca de la Iglesia, don Gratiniano extraña el púlpito, que era muy bello. En esa época los sacerdotes hacían unas homilías que le llegaban a uno al corazón, dice él. De la Iglesia también hecha de menos unos cuadros de Gregorio Vásquez Ceballos que un día el sacerdote dijo que se los habían robado, aunque parece que todavía están en el inventario. Se dice que se entraron los ladrones, pero nadie los vió. Al parecer algunos de esos cuadros se encuentran en los anticuarios de Bogotá. Pero en general, la iglesia se ha mantenido más o menos igual a la capilla doctrinera que fue en sus comienzos, para ser considerada ahora como patrimonio del municipio y del país. Por eso “Hemos venido luchando contra Cementos Tequendama, expresó Don Gratiniano, ya que dicha empresa ha abusado contra nuestro patrimonio.
También recuerda como después de la minería vino la floricultura. El primer floricultor en el municipio fue Herrera Carrizosa, fue un hombre extraordinario, presidente eterno del Jockey Club de Colombia; después hicimos la campaña para el hijo, Guillermo Herrera Camacho, quien también fue un hombre extraordinario, pues entregaba su sueldo para el municipio o para alguien que lo necesitara, pues él en realidad no lo necesitaba. El nunca cobró su sueldo.
Entre las familias que recuerda, están: los Cortés Arana, los Guáqueta, los Guacaneme; los Penagos, los Cortés de doña Ana María Cortés que colindaban con ellos en Villa Luz. Después seguía la señora de la esquina, la señora Sergia, esposa de Agustín Guacaneme; ella era muy especial y la llamaban “Mamá Sergia”. También estaba Alicia de Niño Bueno. Como era tan poquita la gente culta de Suesca, empezaron a casarse entre primos; hay varios Bueno que se casaron con primos.
El tren en Suesca
Desde cuando Don Gratiniano tuvo uso de razón, ya existía el ferrocarril en Suesca. En la entrevista expresó: “Mi alegría era viajar en tren; siempre pensaba, a qué hora llegará el tren, para subirme y comerme unos huevos fritos”. En ese entonces la estación principal en Bogotá quedaba en la calle 66, y el tren salía hacia el occidente; después continuaba a las estaciones de Usaquén, la Mana, que hoy es Sindamanoy, Tocancipá, Gachancipá, Sesquilé, Suesca (Cacicazgo), Santa Rosita, que era una parada importantísima; ahí esperábamos el tren que venía de Sogamoso, y mietras tanto tomaba chocolatico. También había gente que sacaba papa chorreada con carne, huesos de marrano, etc.
En cada estación del tren había algo distinto. Por ejemplo, en la de La Caro había almojábanas y obleas con arequipe. En esa época el viaje a Bogotá tomaba dos horas; había el tren de primera, con cojinería fina, y el tren de segunda, que era de madera, o sea que los pasajeros iban divididos por clase social. Después de Santa Rosita, seguían hacia el norte las estaciones de Chocontá, Ventaquemada, Tierra Negra, Puente de Boyacá, Samacá, Oicatá, Tunja, Tuta, Duitama, Tibasosa y Sogamoso. Don Gratiniano se sabia de memoria los nombres de las estaciones porque se venía estudiando el tiquete, pues no tenía nada más que hacer.
Como empresario
Cuando creó su industria, la llamó Lechería Piamonte; ésta empezó en Bogotá vendiendo leche en cantina, que era la leche que producíamos nosotros, más la que le compraba a Guillermo Herrera, de una finca que él poseía en Zipaquirá. Cuando vino la Ley 9a. obligaron a los lecheros a pasteurizer; entonces creó la fábrica, que les daba de comer a su familia y a las 25 familias de sus empleados por cerca de 30 años. La fábrica funcionaba en la parte trasera de la casa; todavía existen las instalaciones, aunque la maquinaria salió de allí. Cuando Piamonte empezó, tenía un mercadeo muy fuerte, hasta la vendían en Cafam, pues la leche era de muy buena calidad. Tenía un administrador honestísimo, que era el doctor Salazar, pero después se fue al Ecuador y tiene una gran fábrica allá. En esa época Don Gratiniano trabajaba en el Ministerio de Hacienda, y se encargaba de todo el doctor Salazar. Con esta empresa se distinguieron siempre por sacar un producto de muy Buena calidad; tuvieron clientes interesantísimos, como las cárceles de Bogotá, hospitales como el de la Misericordia, Colsubsidio y otras entidades. Mediante esta industria sacó adelante a sus nueve hijos y les dió lo mejor que pudo.
Su hogar y sus propiedades
Acerca de la casa, Don Gratiniano recuerda cuando murió su papá: estaba casi destruída, no tenía pisos, ni techos, ni baños. Entonces él invirtió un capital para poder ecuperar la casa, y darle a sus padres satisfacción de que aquí está su hijo que pudo reconstruir lo que ellos hicieron. Él vive feliz con Deyanira, y quiere mucho la casa; sus hijas ya son profesionales. Acerca de los hijos del primer matrimonio, mencionó que algunos están en Europa, y otros en Estados Unidos. Él y Deyanira solo quieren estar con sus animalitos, sus matas, lo que da la vejez: la tranquilidad de conciencia, la paciencia, la inteligencia, pues es en esta edad cuando uno mejor piensa. Prosigue Don Gratiniano: “Uno se pregunta por qué yo hice esto, esto no lo debía hacer, se vuelve uno un sabio”.
A veces le aterraba cómo ha cambiado la humanidad, pues se vende por cualquier cosa. Afortunadamente él no se vendió y conservó sus principios, sus valores que le enseñaron sus padres, y nunca actuó en forma dolosa, o engañosa, o tramposa, que es lo que ahora se pregona; ese es el pan de cada día, y no solo en Colombia: los dineros fáciles, el querer enriquecerse a costa de los demás, sin importar el medio, es lo que nos ha llevado a la miseria humana. Se enriquecen de bolsillo, pero carecen de inteligencia, de capacidad y de honestidad. Pero cuando uno tiene esa capacidad, es sujeto de envidias.
Cuando él recibió la casa, al morir su padre en el año 1961, eran las cuatro paredes. En esa época ellos no vivían allá, sino en Villa Luz, y en esa casa vivía una hermana de su papá, que se llamaba Esther Bueno Melo. Esto fue de siete hermanos y su padre les compró la propiedad, sus derechos y acciones, y se quedó con la casa.
Don Gratiniano decía que su mujer es maga, porque todo el mundo que viene a su casa se aterra de la mano que ella tiene para mantener sus flores, sus cultivos, sus animalitos. Además, ella es muy solidaria con todas las actividades culturales del municipio. Cuando se le preguntó a Deyanira cual era el secreto para tener tantas plantas con flores, ella respondió: “Se necesita mucha constancia, echarles sus abonos, sus fungicidas, porque a veces les dan enfermedades; siempre echarles tierra, mantenerlas hidratadas. Hay que tener mucha constancia, porque cuando a uno le gusta, lo saca adelante”.
Conclusión
Don Gratiniano fue una persona muy distinguida y respetada en Suesca. Siempre estuvo encariñado con el municipio, al cual le hizo grandes aportes. Entre otros, él fue el artífice para que el Ejército, a través del Cuerpo de Ingenieros, ampliara el Puente sobre el río Bogotá que da acceso al centro del pueblo. También dicho destacamento militar construyó la carretera que va a El Crucero.
Además, como empresario se distinguió, creando la Lechería Piamonte, que le dió empleo a 25 personas, e ingresos a sus familias por cerca de 30 años. A la vez fue concejal de Suesca en la época dorada, cuando personas muy prestigiosas prestaron su concurso para hacer grande al municipio. Quiso ser Alcalde de Suesca, pues se postuló en dos ocasiones, pero el electorado no le correspondió con sus votos. Podría pensarse que, dadas las calidades humanas y profesionales, Don Gratiniano hubiese sido muy buen alcalde, pero quien perdió fue el Municipio.
Desde el punto de vista personal y familiar, dejó una descendencia apreciable que le sobrevive: nueve hijos, la mayoría de ellos profesionales: Germán y Francisco Bueno Mayorga; Carlos Andrés, Camilo, María Mercedes, Rodrigo y Roberto Bueno Bustillo; María Fernanda y María Helena Bueno Rincón. A todos ellos nuestro saludo y reconocimiento.
Referencias
- SIHOS Personajes de Suesca con Don Gratiniano Bueno, TV Suesca, 7 de marzo de 2016
- Gratiniano Bueno Habitante de Suesca, YouTube (5:15)
- Gratiniano Bueno Valenzuela Abogado y habitante de Suesca, YouTube (3:22)