1880 – 1946
a) República Conservadora: 1880-1930
Rafael Núñez, habiendo sido elegido presidente para el período 1880-1882, y reelegido para el período 1884-1886, maniobró para reformar la Constitución. Entonces le dio el control de la Guardia Nacional a generales conservadores, para así ganar la guerra civil de 1885, abandonando así al Partido Liberal y adoptando el Partido Nacional, partido en el que estaban sus principales amigos conservadores. De esta manera logró que la Asamblea Constituyente lo eligiera presidente para el período 1886-1892, y aprobara una Constitución en la que se eliminó el federalismo.
Con la nueva Constitución se le devolvió a la Iglesia el poder perdido, en consonancia con la convicción de Núñez de la importancia de la Iglesia para mantener el orden público, y puso la educación bajo su tutela. Además, reforzó el poder del presidente para recuperar el orden público y acabar con revoluciones y guerras civiles, al extender su período a seis años, y al darle poderes extraordinarios para dictar decretos con valor legal en casos de conmoción del orden público, o de estado de sitio. Además,
· la nueva Constitución limitó los poderes del Congreso y dispuso formas de elección de cortes y tribunales que garantizaban la influencia del gobierno;
· dio poderes al presidente para nombrar a los gobernadores de los departamentos.
Este nuevo orden constitucional duró más de 100 años, hasta 1991 cuando se aprobó la Constitución que actualmente rige a Colombia. El sistema adoptado por la Constitución que se aprobó en 1886 era centralista, religioso, autoritario, social y políticamente excluyente, pero no resolvió el problema, pues en su forma original no trajo la paz como se buscaba, sino la guerra, pues hubo tantas guerras civiles nacionales durante su vigencia, como bajo la de 1863. Sin embargo, desde la reforma de 1910, sirvió de base para una convivencia tensa aunque difícil entre liberales y conservadores, pues:
· casi todos los colombianos eran miembros entusiastas de uno de los dos partidos, al cual pertenecían desde la adolescencia, siguiendo a sus padres y coterráneos;
· la mayoría de los pueblos eran o liberales, o conservadores; cambiar de partido (“voltearse”) era tomado como traición, cobardía o corrupción.
Una vez elegido, el presidente Núñez se fue a Cartagena, de donde era oriundo y desde donde gobernó, dejando en manos de vicepresidentes o designados el manejo de la administración. En 1892 fue reelegido por seis años más, aunque murió en 1894, siendo reemplazado por el vicepresidente Miguel Antonio Caro, quien gobernó con un Congreso casi unánime. Durante su gobierno se creó el Banco Nacional, facultado para emitir billetes de curso forzoso y así financiar el gasto público, provocando una inflación interna que favoreció a los exportadores, especialmente a los cafeteros. Así mismo, florecieron algunas industrias, como la de la cerveza, el chocolate y las pastas; pero la supresión de los derechos a la oposición fortaleció las corrientes belicistas del liberalismo, quienes se lanzaron en 1895 a una insurrección poco preparada y pronto derrotada.
En 1898 fue elegido presidente Manuel Antonio Sanclemente, del Partido Nacional, con la vicepresidencia de José Manuel Marroquín. Sanclemente gobernó desde un pueblo remoto, pues su salud le impedía vivir a la altura de Bogotá; tenía 84 años. Cuatro años más tarde el partido de gobierno estaba dividido, y el Partido Nacional creía que el país debía borrar las ideas liberales de la cultura política, mientras que los conservadores buscaban una política menos centralista y con mejor trato a los liberales, con el apoyo de los empresarios.
Sin embargo, los liberales creyeron que no tendrían derechos electorales, y se lanzaron a una guerra que duró casi tres años, entre octubre de 1899 y febrero de 1902. Como consecuencia de esta “Guerra de los Mil Días”, el presidente Sanclemente fue derrocado, asumiendo el mando el vicepresidente José Manuel Marroquín. En este largo conflicto se rompieron varias veces las reglas de la guerra, lo cual dejó una herencia de odios y resentimientos que tuvo gran incidencia en la política de las décadas siguientes. Además, como resultado indirecto de la guerra, el departamento de Panamá se independizó en 1903, con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt.
Para el período presidencial de 1904 a 1910, fue elegido presidente el general Rafael Reyes, quien en enero de 1905 cerró el Congreso y convocó a una Asamblea Constituyente, la cual extendió su mandato cuatro años más, hasta 1914. Dicha Asamblea también suavizó la Constitución de 1886 al suprimir la pena de muerte; reducir el período presidencial a cuatro años, pero conservando el poder para nombrar gobernadores, quienes a su vez nombraban a los alcaldes municipales. Esta reforma constitucional de 1910 fue exitosa, y el país vivió en relativa calma.
En 1914 fue elegido presidente el conservador José Vicente Concha, quien fue reemplazado en 1918 por el conservador Marco Fidel Suárez. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, que frenó el desarrollo económico del país, la relación de Colombia con el mundo había cambiado, ya que su principal mercado no era ya Inglaterra, sino Estados Unidos, de donde venían los principales inversionistas que controlaban los cultivos de banano y querían invertir en petróleo. Para ello había que restablecer relaciones diplomáticas que se habían roto con la separación de Panamá. El presidente Suárez para facilitar el acuerdo con Estados Unidos renunció en 1921, sucediéndolo el general Jorge Holguín, quien nombró a Enrique Olaya Herrera ministro de Relaciones Exteriores para defender en el Congreso la aprobación del tratado Urrutia-Thompson que indemnizaba a Colombia.
El presidente para el siguiente período, de 1922 a 1926, fue Pedro Nel Ospina, empresario antioqueño, hijo del expresidente Mariano Ospina Rodríguez, quien había sido derrocado por el general Tomás Cipriano de Mosquera. En esta época hubo prosperidad debido a las exportaciones de café y también por los 25 millones de dólares que recibió Colombia de Estados Unidos, como indemnización por la pérdida de Panamá. Sin embargo, con la depresión ocurrida en 1929, el país que estaba creciendo en su comercio exterior, terminó siendo afectado por las condiciones económicas internacionales; no obstante, esta crisis se prestó para la sustitución de importaciones, dando oportunidad al desarrollo de industrias locales.
Para lograr una educación más eficiente, el gobierno contrató una misión alemana que vino en 1922, y aunque sus propuestas nunca fueron aprobadas, de ellas surgió en 1929 la primera facultad de educación en Tunja, que fue trasladada luego a Bogotá y convertida en la Escuela Normal Superior. Por su parte la Iglesia fundó la Universidad Católica en Bogotá, y los liberales abrieron el Externado de Derecho y establecieron la Universidad Libre. En el campo laboral, las huelgas de los obreros fueron cada vez más frecuentes, buscando mejoras en las condiciones de trabajo, mientras el gobierno osciló entre la represión y el paternalismo. Al final de la década de 1930 los obreros obtuvieron gran visibilidad social y política, al lograr la jornada laboral de ocho horas. El enfrentamiento del sindicalismo y los movimientos socialistas con el gobierno conservador, coincidió con el esfuerzo liberal por retomar el poder, lo cual ayudó a que los movimientos sindicales y las movilizaciones urbanas se asociaran con el Partido Liberal.
Aunque el conflicto social se había manifestado en áreas definidas, en pocas zonas rurales y pocos sindicatos, la respuesta represiva y violenta dejó la imagen de que el Estado estaba parcializado contra el pueblo. La desigualdad de la propiedad volvió al centro de los debates; la cultura política era aún autoritaria; la falta de un sistema electoral confiable convirtió la violencia y el fraude en tentación continua para ganar elecciones. Entre 1924 y 1929 la tradición de las guerras civiles se unió a las nuevas ideas revolucionarias; entonces las organizaciones obreras se acercaron a los grupos conspiradores del liberalismo, que soñaban con la guerra civil o la revolución armada para acabar con el gobierno conservador.
b) República Liberal: 1930-1946
Para las elecciones presidenciales de marzo de 1930 el partido liberal postuló a Enrique Olaya Herrera, embajador en Washington, quien llevaba años colaborando con los conservadores, y apoyado por una coalición de ambos partidos ganó con el 45% del total de los votos. El presidente electo, consciente de las dificultades para gobernar después de 44 años de dominio conservador, nombró un gabinete paritario. El nombramiento de gobernadores y alcaldes liberales, que no se había hecho desde 1886, provocó grandes resistencias, sobre todo al empezar a repartir cargos, pues comenzaron a nombrar policías, maestros y hasta jueces liberales, incluso en zonas conservadoras.
El choque político cedió de repente, cuando soldados peruanos ocuparon Leticia, en el Amazonas, y Colombia entró en guerra con Perú. El enemigo externo creó una explosión insólita de nacionalismo, en un país todavía herido por la separación de Panamá. Terminado el breve conflicto con el Perú, los conservadores volvieron a la oposición y rechazaron el Protocolo de Río que le dio fin a dicha guerra.
Para subrayar la ilegitimidad del gobierno, por el fraude y la violencia, los conservadores no participaron en las elecciones de 1933 y 1934. La abstención permitió que se eligiera un Congreso homogéneo, y que en 1934 se eligiera a Alfonso López Pumarejo presidente para el período 1934-1938; al no tener oposición parlamentaria, le permitió aplicar el programa de “la revolución en marcha” que pretendía modernizar al país.
· El nuevo gobierno que aceptó formar un “frente popular” con el Partido Comunista, tomó posición a favor de los sindicatos;
· esto le permitió al gobierno atraer a muchos intelectuales y líderes de izquierda, como Jorge Eliécer Gaitán que había fundado la Unión de Izquierda Revolucionaria.
· López, más que un revolucionario social, era un liberal progresista que creía en la obligación del Estado de apoyar un programa económico que permitiera mejorar el nivel de vida de obreros y campesinos.
Las elecciones presidenciales de 1938, las ganó el liberal Eduardo Santos, director de El Tiempo. En el poder, Santos frenó aspectos conflictivos de “la revolución en marcha” sin alterar su contenido básico, y abandonó el frente popular con el Partido Comunista, pero mantuvo el apoyo a la Confederación de Trabajadores. También creó el Instituto de Crédito Territorial para dar vivienda a obreros y empleados organizados.
· El gobierno fue muy cuidadoso con la Iglesia, evitando choques y provocaciones, mientras negociaba la modificación al concordato de 1887, el cual se firmó en Roma en abril de 1942.
· Los liberales tranquilos en el poder, mantenían sus disputas internas. López comenzó a diferenciarse del gobierno, para preparar su regreso al poder; fundó el periódico El Liberal, dirigido por su hombre de confianza Alberto Lleras Camargo, y mostró sus desacuerdos con Santos por su política demasiado fiel a Estados Unidos, o por su timidez social.
· En diciembre de 1941, a la entrada en guerra de Estados Unidos, Colombia rompió relaciones con Alemania, pero no declaró la guerra, incluso después del hundimiento de dos barcos colombianos en junio y julio de 1942.
· Santos promovió una activa política cultural, y acogió a emigrantes europeos, aunque llegaron también inmigrantes árabes y judíos.
Al final del gobierno de Eduardo Santos (1938-1942) los partidarios de reanimar la “revolución en marcha” promovieron la candidatura del expresidente Alfonso López Pumarejo, con el apoyo de sindicatos y de los dirigentes izquierdistas, y cierta hostilidad por parte del gobierno y de políticos como Jorge Eliécer Gaitán que había pasado del radicalismo de izquierda al gobierno de Santos.
López ganó la elección presidencial, pero la política se animó por las acusaciones del periódico El Siglo al hijo del presidente, y una serie de calumnias impulsadas por el conservatismo; entonces el presidente desalentado pidió varias licencias durante su mandato para acompañar a su esposa en sus problemas de salud y fue reemplazado por Darío Echandía. Al volver López al poder en julio de 1944, hubo un fallido golpe militar, y después de impulsar una reforma constitucional en 1945 renunció a la presidencia, siendo reemplazado por Alberto Lleras Camargo, quien gobernó hasta el final del período presidencial en 1946.
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