Saturday, April 25, 2015

Recordando a Gabriel García Márquez


“Por un país al alcance de los niños”

Extracto de la Proclama que hiciera Gabriel García Márquez a los Colombianos

dentro de las conclusiones de la Misión de los 10 Sabios, en Junio de 1994



a)      Cristóbal Colón, respaldado por una carta de los reyes de España para el emperador de China, había descubierto aquel paraíso por un error geográfico que cambió el rumbo de la historia

b)     Muchos de los nativos murieron sin saber de dónde habían venido los invasores. Muchos de éstos murieron sin saber dónde estaban. Cinco siglos después.los descendientes de ambos no acabamos de saber quienes somos.

c)      En la esquina de los dos grandes océanos se extendían cuarenta mil leguas cuadradas que Colón entrevió apenas en su cuarto viaje, y que hoy llevan su nombre: Colombia. Lo habitaban desde hacía unos doce mil años varias comunidades dispersas de lenguas diferentes y culturas distintas, y con sus identidades propias bien definidas. No tenían una noción de estado, ni unidad política entre ellas, pero habían descubierto el prodigio politico de vivir como iguales en las diferencias.

d)     El oro y las piedras preciosas no tenían para ellos un valor de cambio sino un poder cosmológico y artístico, pero los españoles los vieron con los ojos de Occidente. Esa fue la razón y la fuerza de la Conquista y la Colonia, y el origen real de lo que somos.

e)      Tuvo que transcurrir un siglo para que los españoles conformaran el estado colonial, con un solo nombre, una sola lengua y un solo Dios. Un país centralista y burocratizado, en una sociedad que era un modelo oscurantista de discriminación racial y violencia larvada, bajo el manto del Santo Oficio.

f)       Los tres o cuatro millones de indios que encontraron los españoles estaban reducidos a no más de un millón por la crueldad de los conquistadores y las enfermedades desconocidas que trajeron consigo.

g)     Las leyes de Indias habían impuesto patrones milimétricos de segregación según el grado de sangre blanca dentro de cada raza. Llegaron a distinguirse hasta dieciocho grados de mestizos, y los mismos blancos españoles segregaron a sus propios hijos como blancos criollos.

h)     Dos dones naturales nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir los vacíos de nuestra condición cultural y social, y a buscar a tientas nuestra identidad. Uno es el don de la creatividad, expression superior de la inteligencia humana. El otro es una abrasadora determinación de ascenso personal. Ambos ayudados por una astucia casi sobrenatural, y tan útil para el bién como para el mal.

i)      De esos talentos precolombinos nos viene también una plasticidad extraordinaria para asimilarnos con rapidez a cualquier medio y aprender sin dolor los oficios más disímiles: fakires en la India, camelleros en el Sahara o maestros de inglés en Nueva York.

j)      Del lado hispánico tal vez nos venga el ser emigrantes congenitos  con un espíritu de aventura que no elude los riesgos. Todo lo contrario: los buscamos. De unos cinco millones que viven en el exterior, la inmensa mayoría se fue a buscar fortuna sin más recursos que la temeridad.

k)     Han asimilado las costumbres y las lenguas de otros como las propias, pero nunca han podido sacudirse del corazón las cenizas de la nostalgia, y no pierden ocasión de expresarlo con toda clase de actos patrióticos para exaltar lo que añoran de la tierra distante.

l)      La paradoja es que estos conquistadores nostálgicos, como sus antepasados, nacieron en un país de puertas cerradas. Los libertadores trataron de abrirlas a los nuevos vientos de Inglaterra y Francia para borrar los vicios de una España más papista que el papa y todavía escaldada por el acoso financier de los judíos y por ochocientos años de ocupación islámica.

m)    Nuestra educación conformista y represiva parece concebida para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan.

n)     Nuestra insignia es la desmesura. En todo, en lo bueno y en lo malo, en el amor y en el odio, en el júbilo de un triunfo y en la amargura de una derrota.  Destruímos a los ídolos con la misma pasión con que los creamos. Somos intuitivos, autodidactas espontáneos y rápidos, y trabajadores encarnizados, pero nos enloquece la sola idea del dinero fácil.

o)     Somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos un amor casi irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir. Al autor de los crímenes más terribles po pierde una debilidad sentimental.

p)     En cada uno de nosotros cohabitan, de la manera más arbitraria, la justiciay la impunidad; somos fanáticos del legalismo, pero llevamos bién despierto en el alma un leguleyo de mano maestro para burlar las leyes sin violarlas, o para violarlas sin castigo.

q)     Somos capaces de los actos más nobles y de los más abyectos, de poemas sublimes y asesinatos dementes, de funerales jubilosos y parrandas mortales.

r)      Seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la Colonia. Tal vez estemos pervertidos por un sistema que nos incita a vivir como ricos mientras el cuarenta por ciento de la población malvive en la miseria, y nos ha fomentado una noción instantánea y resbaladiza de la felicidad.

s)      Conscientes de que ningún gobierno sera capaz de complacer esta ansiedad, hemos terminado por ser incr´dulos, abstencionistas e ingobernables, y de un individualism solitario por el que cada uno de nosotros piensa que solo depende de sí mismo.

t)      Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación sera su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexive, que nos inspire un Nuevo modeo de pensar y nos incite a descubrir quienes somos en una sociedad que se quiera mas a sí misma.

u)     Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fín la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe del coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños.