Sunday, December 27, 2020

Doce Valores para un Cambio Cultural

Para tratar de entender más profundamente mi identidad como colombiano, repasé una pieza literaria escrita por nuestro premio Nobel, Gabriel García Márquez (Gabo) que se titula “Por un país al alcance de los niños”, la cual sintetiza la descripción acerca de nuestras raíces y muestra, en forma graciosa pero a la vez irónica, lo que somos los colombianos, tanto en cuanto a nuestros defectos culturales, como a nuestras cualidades. En una forma positiva y motivadora, Gabo concluye afirmando que las condiciones están dadas para un cambio social en Colombia y que la educación sería su órgano maestro, mediante el cual debemos desarrollar una ética para nuestro afán desaforado pero legítimo de superación personal. 

Pero qué tiene que ver esto con el cambio cultural en Colombia? Ante todo veamos el concepto de Valores, para entender luego el tema del cambio cultural. Valor es una cualidad que confiere a las cosas, hechos o personas una estimación. Los valores desarrollan virtudes que desplegadas diariamente en nuestro trabajo o en nuestras interacciones profesionales, familiares o personales, benefician a la sociedad o a nuestro medio ambiente. Los valores se forman y se expresan cuando estamos inmersos en una cultura, un grupo, una religión, o siguiendo unos hábitos personales o unas tradiciones populares.

 

Existen muchos tipos de valores: personales, económicos, sociales, doctrinales o ideológicos, morales o espirituales, y entre ellos interactúan. Los valores son estudiados por diferentes ciencias o disciplinas, a saber: la antropología, la administración de empresas, las ciencias políticas, la psicología social, la sociología y la teología. La axiología es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores, y de los juicios valorativos; la ética se orienta principalmente a los bienes morales y espirituales, mientras que la economía se centra en los valores y bienes económicos que resultan convenientes para la sociedad. 

 


1.     Valores personales

 

Los valores personales proveen una referencia interna para lo que es considerado bueno, justo, verdadero, beneficioso, importante, útil, bello, deseable, o constructivo para el individuo que los posee o respeta. Los valores generan comportamientos y ayudan a resolver problemas humanos comunes para la supervivencia mediante comparaciones de valor, cuyos resultados proveen respuestas a las preguntas de por qué las personas hacen lo que hacen, y en qué orden de preferencia esas personas deciden hacerlo. Los valores personales se desarrollan en relación con los valores de la cultura donde se encuentre el individuo, bien sea en concordancia o en divergencia de las normas o patrones culturales existentes en esa sociedad. 


a)     Lealtad: es ganarse la confianza de otros; la lealtad surge cuando se reconocen y aceptan vínculos que nos unen a otros. Ser leal a la familia significa estar allí cuando alguno de sus miembros necesita ayuda; usted puede mostrar su lealtad a sus compañeros de trabajo o de estudio, acompañándolos en distintas circunstancias, buenas o malas, diciéndoles lo que han hecho bien o ayudándoles a triunfar. Asímismo, usted puede mostrar lealtad a sus vecinos respetándolos en su privacidad, o apoyándolos en lo que hacen, u ofreciendo ayuda cuando la necesitan, haciendo de su vecindario un sitio agradable donde vivir. La lealtad nos permite hacer amigos donde quiera que estemos, y mantener buenas relaciones con ellos. La lealtad es un camino de dos vías: cuando usted es leal a sus amigos, usted espera que ellos sean leales con usted.

 

b)    Gratitud: este valor significa tener un buen sentido de agradecimiento cuando recibimos algún objeto o servicio que nos beneficia, o nos dá gusto o satisfacción cuando satisfacemos una necesidad o deseo. La ayuda que recibimos de otras personas generalmente proviene de su generosidad, o de su amor o cariño hacia nosotros, o como una acción de solidaridad, simpatía, o caridad, la cual algunas veces puede hacer una gran diferencia en nuestra vida. Si usted es agradecido, usted sentirá gratitud hacia esa persona que la provee, y se sentirá afortunado de tener ciertas cosas en su vida y de tener a esa persona cerca de usted. Gratitud es sentirse complacido de que ciertas cosas buenas hayan sucedido, o que usted haya recibido de otros para su bienestar. 

 


c)  Autodisciplina: este valor es tal vez uno de los más olvidados cuando se habla de los valores personales, no obstante su importancia, ya que es el que nos diferencia de los animales, dándonos una herramienta para el autocontrol. Analizando a la persona como un sistema, el valor de la autodisciplina constituye el mecanismo regulador para que ese sistema cumpla su misión en la vida como ente racional. Mediante este valor controlamos los impulsos del instinto animal que como humanos llevamos dentro, entrando así al campo ético y moral que nos conduce a la dimensión espiritual de la persona humana. 



Gandhi, líder de la independencia de India, dedica varias frases a la autodisciplina: “Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal, pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato”. Por otra parte insiste en que no se debe menospreciar ningún trabajo que nos toque realizar en la vida, e invita a que realicemos nuestro trabajo con entusiasmo y amor, ya que así lo ennoblecemos. Y concluye diciendo: Dá valor a tu trabajo cumpliéndolo con amor y cariño, y así te valorarás a tí mismo”. 


Otro escritor que nos aporta mucha sabiduría en relación con el valor de la autodisciplina es Lao-Tse, uno de los filósofos más relevante de la civilización china, quien dice: “Dominar a otros es fortaleza; el dominio de sí mismo es el verdadero poder. Las grandes obras se componen de pequeños actos. La moderación es la mejor virtud para gobernar a los hombres.” 


d)    Superación: la persona humana lleva dentro de sí un deseo de trascender y encontrarle un sentido a la vida, estableciendo para sí metas, objetivos y aspiraciones en el campo donde se desenvuelva o que le atrae, bien sea el estudio, el trabajo, su profesión, el deporte, una actividad artística o de entretenimiento, la vida comunitaria, o más aún el campo espiritual. La superación es un deseo innato en el individuo, que viene como un sello personal. Parodiando la parábola de los talentos, cada quien trae desde su nacimiento unos talentos o habilidades naturales, y es nuestro deber ponerlas en uso para que produzcan algún beneficio para nosotros mismos, nuestra familia, la comunidad en que vivimos, o la sociedad en general. 


 

El filósofo romano Séneca nos aporta varias frases sobre el valor de la superación: “No nos atrevemos a hacer muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. “El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores; si buscas encontrarás”. 


Y Gandhi nos recomienda: “De ahora en adelante procura construir una vida nueva más dirigida hacia lo alto y camina hacia delante sin mirar hacia atrás. Sólo contempla la meta y no veas qué tan difícil es alcanzarla. No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer. El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.”


El pensador chino Confucio nos brinda varias reflexiones acerca de la superación; él nos aconseja: “Exígete mucho de ti mismo y espera poco de los demás; así te ahorrarás decepciones”. “El hombre que mueve montañas empieza moviendo pequeñas piedras”.“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. 



2.     Valores sociales


Los valores sociales son aquellos que aseguran la convivencia pacífica en una comunidad, garantizando los derechos que tenemos todas las personas, permitiendo a la vez a los individuos su desarrollo en interacción con los demás, y el disfrute de los beneficios de la naturaleza y de la civilización. La educación en valores sociales es el proceso mediante el cual algunas personas idóneas transfieren o inculcan valores a otros. Este proceso puede realizarse en diferentes tipos de organización: hogar, colegio, universidad, prisión, club, centro de la comunidad, institución. Durante este proceso las personas encargadas son asistidas por otras, quienes normalmente son de más edad, o están en una posición de autoridad, o sencillamente son más experimentadas. Son muchos los valores sociales que debieran cultivar las personas para vivir en armonía con los demás, pero se han seleccionado ocho que pueden ayudar más a construir una cultura sólida y productiva:


a)    Respeto: es demostrar aprecio a otras personas. El respeto se demuestra siendo cortés, escuchando a los demás, tratando a otros con amabilidad, y actuando con equidad y justicia. Hay muchas formas de demostrar respeto: cuidándose a uno mismo, en cuerpo, mente, y espíritu; valorando a todas las personas, y tratándolas como iguales; dando excelente servicio en lo que hacemos; trabajando en equipo con los compañeros; siendo amable con todas las personas; escuchando activamente cuando hablamos con alguien; aceptando a los otros como son; considerando las opiniones y apreciando las contribuciones que hagan los demás; y reconociendo el buen trabajo de otros. 


Respeto significa que usted trata a los demás en la forma que a usted le gustaría que lo trataran; respetar significa tratar a todos con dignidad. Todas las personas merecemos respeto, independientemente del sexo, la raza, la religión, o las habilidades que tengamos. Respetar también es tener especial consideración por alguien o por algo, incluyéndonos a nosotros mismos. La mayoría de las personas espera ser tratada con cortesía; la cortesía también es una forma de respeto; la cortesía facilita a las personas comunicarse con otras y establecer relaciones de amistad. La cortesía supone ser atento y amable con los demás, y ayudar a otros cuando lo necesitan; es estar dispuesto a colaborarle a otras personas, si así lo requieren. Cuando usted es cortés, los otros serán corteses con usted en reciprocidad. 



De la misma manera debe haber respeto en el deporte. Por ejemplo, la gente que le grita o rechifla a los jugadores, entrenadores o árbitros, les están irrespetando. El buen espíritu deportivo significa mostrar respeto por el juego, por los jugadores y por los jueces. El respeto empieza siguiendo las reglas; así usted no esté de acuerdo con ellas, es importante respetarlas. 


También debe haber respeto por las autoridades y las personas que hacen cumplir las leyes y reglamentos del gobierno; todos debemos respetar a aquellas personas que tienen autoridad, ya que ellos ayudan a la gente a vivir en comunidad, y a hacer el mundo un sitio más seguro. En el deporte, los jueces y los entrenadores son la autoridad, lo cual permite que los jugadores estén dentro de las reglas y así poder tener un juego justo. Los policías representan la autoridad en las ciudades y pueblaciones; ellos hacen cumplir la ley para mantener a la gente segura y permitir así la convivencia ciudadana. 


En el hogar las autoridades son los padres, quienes dan y aplican las reglas que ayudan a crecer a sus hijos para que lleguen a ser buenos ciudadanos. En las escuelas, colegios y universidades, los profesores y los directivos son la autoridad; ellos hacen las reglas y tratan a los estudiantes justamente, ayudando así a mantener la escuela como un sitio seguro, lo cual permite que la escuela sea un buen sitio para aprender. Una manera de respetar a las autoridades es escuchándolas y siguiendo sus instrucciones. Respetar a las autoridades, y en general a las demás personas, también es una forma de auto-respeto, pues si algún día estamos en una posición de autoridad, entonces nosotros esperaríamos que nos respeten y acepten nuestras instrucciones.




Asímismo, debe haber respeto por la propiedad; por ejemplo, usted tiene muchas cosas que le pertenecen; estas cosas son su propiedad: el vestido, sus objetos personales, y los productos de su trabajo. Usted tiene el derecho a esperar que los demás traten con respeto sus pertenencias, es decir que no las tomen sin su permiso, y que si presta algo a alguien, esto debe ser devuelto sin ser dañado. Si alguien accidentalmente daña su propiedad, usted esperaría que esa persona lo arregle o lo reemplace; por lo tanto el respeto a sus pertenencias es también muestra de respeto hacia usted. 


También el medio ambiente debe respetarse, pues es de tener en cuenta que la falta de respeto por el medio ambiente ha causado mucho daño a la naturaleza; como resultado muchas fuentes de agua están contaminadas, los bosques y reservas naturales están siendo destruídas, y el planeta se está calentando, modificando así los patrones climáticos a los que estábamos acostumbrados. 


El valor del respeto también incluye el respeto por las ideas. Cuando la gente comparte sus ideas con otros, es importante que esas ideas sean tratadas con respeto; es decir, escuchando y considerándolas como posibles alternativas. Usted también puede mostrar respeto escuchando lo que otros tienen que decir; las ideas debieran ser juzgadas con base en sus méritos; es irrespetuoso juzgar las ideas con base en prejuicios. Es de resaltar que el respeto a las ideas de los demás es una de las tradiciones más importantes en una democracia. 



b)    Patriotismo: significa amar y respetar a nuestro país; si usted es patriótico, quiere decir que su país es importante para usted, y por eso respeta su gobierno; está dispuesto a servirlo de muchas maneras, entre ellas arriesgando su vida, o defendiéndolo cuando otros lo atacan o hablan mal de él. Las personas muestran que son leales a su país obedeciendo las leyes de la nación y respetando a sus líderes; las personas patriotas obedecen las leyes de su país porque ellos quieren hacer de éste un país con orden, justicia y libertad, y un buen lugar para vivir. 


Patriotismo es una forma recíproca de mostrar confianza entre usted y su país: usted confía en que su país le dará libertad y una cierta forma de vida; su país confía en que usted sea un buen ciudadano, vote en las elecciones, pague impuestos, y apoye a su gobierno. Los buenos patriotas no siempre están de acuerdo con las leyes que ellos deben obedecer, y muchas veces cooperan para que se produzcan cambios en las leyes para beneficio de su nación. En tiempos de guerra, la gente muestra su patriotismo ayudando a su país a defenderlo si alguien lo agrede, a pelear y ganar la guerra cuando ésta se presente. Otra forma de mostrar patriotismo es haciendo trabajos voluntarios en casos de calamidad sin esperar remuneración alguna, no sólo en tiempos de guerra, sino también en tiempos de paz. 


Reconozcamos que es trabajo de todos la construcción de una sociedad más justa e incluyente donde todos podamos prosperar; como lo señala Platón “la civilización es el triunfo de la persuasión sobre la fuerza”. Por esto es tan importante el papel de la educación, como lo dice Platón: “El objeto de la educación es la virtud y la meta es convertirse en un buen ciudadano”.


c)    Tolerancia: es necesario entender que la gente proviene de diferentes lugares, y que las personas tienen distintos orígenes, procedencias, formas de pensar, razas y religiones. También las personas tienen diferentes formas de llevar su vida, hablan diferentes lenguajes, comen diferentes alimentos, escuchan variados tipos de música, y se divierten de manera diferente. Por lo tanto en la vida moderna la tolerancia es un valor importante para la convivencia pacífica, que consiste en aceptar las diferencias en las demás personas, y más aún amarlas, como lo prescriben muchas religiones. Hay que aceptar que todos somos diferentes, y que las diferencias pueden hacer nuestras vidas más interesantes. La tolerancia significa aceptar que a las personas les guste hacer diferentes cosas; la tolerancia implica también respetar las creencias de las demás personas. Con esta perspectiva, puede suceder que sus nuevos vecinos se conviertan en sus mejores amigos, sin importar de donde vienen, a que partido político pertenezcan, o que religión tienen. En lugar de enfrascarnos en disputas desgastantes resulta mas productivo el entendimiento y la colaboración. 




 

d)  Paciencia: Usted puede demostrar su paciencia cuando alguien está aprendiendo un oficio nuevo; paciencia significa esperar en la fila mientras la gente que llegó antes es atendida. Algunas veces los viajes son largos y requieren tiempo y paciencia, en especial cuando el tráfico es intenso; pero eso no justifica el pitarle insistentemente a quien va adelante. Tener paciencia no es fácil, especialmente cuando usted quiere hacer algo en un tiempo limitado, pero ser pacientes ayuda a que todos tengamos una vida mejor; lo dice Mahatma Gandhi: “Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar su dulzura”. La impaciencia, por el contrario, molesta a las personas que nos están sirviendo, y hace que otros se impacienten también, creando situaciones de tensión y angustia. En ocasiones las situaciones se pueden volver críticas y originar pánico colectivo, el cual muchas veces causa tragedias humanas. 

 

e)  Generosidad: es el hábito de dar libremente y ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio. La generosidad es una virtud que difícilmente se puede apreciar en los demás con objetividad; sin embargo, debemos estar siempre abiertos a compartir nuestro tiempo, nuestro talento, o nuestro conocimiento con otras personas, pues puede ayudarlas a solucionar sus problemas. La generosidad significa a veces regalar cosas que nos gustan; el hecho de compartir lo que nosotros tenemos lo hace a uno sentir bién. 

 

Lao-Tse dice al respecto: “El hombre sabio no acumula; cuanto más ayuda a los otros, más se beneficia él mismo. Usted puede mostrar su generosidad compartiendo su dinero, o sus bienes y posesiones, con las personas que lo necesitan. Ayudar a las personas a aprender, compartiendo su conocimiento, es también una forma de generosidad. El valor de la generosidad significa también no ser muy duro en el trato con la gente, cediendo si es el caso algunas comodidades. La generosidad hace del mundo un lugar mejor para vivir. 



f)     Justicia: es el justo y correcto tratamiento de las personas bajo la ley. Es un valor del que depende el bien común de la sociedad, el cual nace de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Justicia es el conjunto de normas, pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones humanas, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones. Todos merecemos ser tratados con justicia y ecuanimidad ante la ley. Usted puede tomar acciones para mejorar la justicia en su comunidad, en su estado o en su país; si usted cree que una ley o reglamento es injusto, usted debiera denunciarlo, y posiblemente cooperar con otros para ayudar a que todas las personas sean tratadas con justicia. Decía a este respecto San Agustín: “Quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad. Quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia”.

 

g)    Ecuanimidad: es la virtud o cualidad que mueve a dar a cada uno lo que merece; es una forma de justicia, imparcialidad en el trato, o en un reparto. La ecuanimidad es un valor importante que refleja el respeto que usted tiene por los demás y su preocupación por ser justo. Tener prejuicios es lo opuesto a ser equitativos. Prejuicio es hacer un juicio antes de conocer los hechos; prejuicio puede significar el juzgar a alguien por su apariencia. Cuando usted cree que hay un trato injusto, usted no debe dudar en hacerlo notar a quien corresponda. La ecuanimidad es un componente importante en la resolución de conflictos; ser justo implica encontrar una solución que todos piensen que es razonable y honesta. Si la solución a un problema no es justa, una persona puede sentirse disgustada y herida. Decía Lao-Tse sobre este valor: “Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás”. 

 

h)    Resolución de conflictos: conflicto es un desacuerdo o una lucha entre personas; cuando surje un conflicto que no es manejado adecuadamente, las cosas pueden salirse de control. Por ejemplo, con el uso de malas palabras se puede herir los sentimientos y crear animadversión, la cual puede durar por mucho tiempo; en las peores situaciones puede llegarse al uso de violencia, el rencor y el desquite. Al respecto solía decir el filósofo-poeta hindú Rabindranath Tagore:“La verdad no está de parte de quien grite más”. 

 



No obstante, el conflicto no siempre es negativo; cuando la gente se sienta y habla de sus problemas para analizarlos en colaboración con otros, ellos están haciendo el mundo un sitio más pacífico mediante la búsqueda de soluciones. La resolución de conflictos es el proceso de trabajar con otros para solucionar los problemas pacíficamente; ésto supone el buscar soluciones no-violentas y que sean justas para las personas en discordia. En este proceso podemos aprender de las otras personas involucradas, y de nosotros mismos. 

 

Otros elementos que hacen parte de la resolución de conflictos, son: 

 

-      Conservar la calma. Cualquier persona en algún momento se disgusta; el disgusto es una emoción normal y es parte de la vida. Casi todos los días usted puede encontrar situaciones que lo lleven al disgusto. Usted no puede eliminar el disgusto de su vida, pero usted sí puede aprender a manejar y expresar los sentimientos de disgusto; lo más importante es conservar la calma, y tratar de poner sus sentimientos en palabras. Una vez usted ha identificado con quien usted está disgustado y por qué, entonces usted puede empezar a pensar en una forma pacífica de resolver el problema. 

 

-      Perdonar. Todo mundo comete equivocaciones; parte de la resolución de conflictos es que cada uno acepte responsabilidad por sus acciones. Si usted ha cometido un error, admítalo ante usted mismo y ante los demás involucrados. Cuando usted ofende a un familiar o a un amigo, usted debe disculparse; cuando usted se disculpa con la persona ofendida por una acción o error suyo, la gente le tomará respeto; ellos se darán cuenta de que usted es una persona que tiene el valor de aceptar sus propios errores. Algunas veces usted puede ser la persona ofendida; en tal caso es posible que usted no reciba una disculpa de la persona que lo ofendió. Otras personas pueden ser lo suficientemente valientes para admitir que ellos estaban equivocados y actuaron mal. 



Perdonar puede ser difícil cuando usted ha sido ofendido de gravedad, y puede tomarle tiempo el perdonar, pero perdonar es valioso, pues rompe el círculo de la violencia y el odio. La Madre Teresa de Calcuta decía sobre este tema: “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.

 

-      Compromiso. Resolver un conflicto no se trata simplemente de ver quien está en lo correcto y quien no; se trata más de lograr un compromiso entre las personas en desacuerdo. En un compromiso usted está dispuesto a renunciar a algo con tal de resolver el problema; la otra persona también renuncia a algunas ventajas, en favor de la solución del conflicto. Este compromiso es el que lleva al entendimiento, y como decía Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.




Friday, December 18, 2020

La Cultura Colombiana

Conceptos de cultura

 

El Padre Gerardo Remolina, S.J., exrector de la Pontificia Universidad Javeriana solía definir en forma breve el término cultura, diciendo: “La cultura es la expresión del alma de un pueblo”. En efecto, una cultura normalmente se entiende como un conjunto de experiencias, hábitos, costumbres, creencias y valores que caracteriza a un grupo humano. Por lo tanto, la cultura de una sociedad consiste en todo lo que el individuo debe creer o saber, a fin de comportarse de una manera aceptable en el seno de esa sociedad. 

 

Cultura es un concepto central en antropología, el cual abarca un amplio rango de fenómenos humanos que son transmitidos mediante el aprendizaje social. Este concepto cubre las expresiones físicas o materiales, tales como la tecnología, la arquitectura, el arte y las artesanías, mientras que los aspectos inmateriales, tales como los principios de organización social, la mitología, la religión, la filosofía, la literatura, la ciencia, conforman la herencia cultural intangible de la sociedad. 

 


Las culturas enfatizan los valores que sus miembros comparten ampliamente. Uno puede a menudo identificar los valores de una sociedad observando qué personas reciben honor o respeto. Por ejemplo, en muchos países desarrollados los deportistas profesionales en los niveles superiores reciben más honor, medido en términos de compensación económica, que los profesores universitarios. Otro ejemplo es en el comportamiento electoral: en otros países las encuestas muestran que los votantes no elegirían a un ateo como presidente, lo cual sugiere que la creencia en un Dios es un valor ampliamente compartido en esa sociedad.

 

Las culturas normalmente son afectadas por fuerzas que promueven el cambio, y también por fuerzas que resisten el cambio; por esto los cambios culturales son tan complejos y tardan tiempo en implementarse, ya que se requiere un cambio en las creencias, actitudes y comportamientos de las personas involucradas en el cambio. En las organizaciones, en la medida en que el número de personas involucradas en un cambio cultural crece, la dificultad y el tiempo de implementación de estas iniciativas se aumentan, hasta el punto en que pueden volverse críticas. Y cuando se intenta hacer cambios culturales en una sociedad, es mucho más complejo y difícil.

 

La cultura de un pueblo es por tanto multidimensional; veamos al menos tres variables o características que pueden identificar nuestra cultura: racial, linguística y artística; por eso podemos encontrar referencias a una gran variedad de expresiones tales como el folclor, la literatura, o la gastronomía. Precisamente en un post de este mismo blog, publicado el 30 de octubre pasado, titulado Rasgos de la cultura colombiana, hablábamos de los distintos grupos raciales que dieron origen a nuevas etnias, que  se clasificaron inicialmente como mestizo, mulato, moreno y zambo. También hablábamos de  más de 60 lenguas aborígenes que se pueden encontrar en el sur del país, y las lenguas arawak en la zona norte; y en cuanto a religión, no obstante la mayor parte de la población colombiana es católica, existen grupos minoritarios que siguen otras creencias. Además, también hicimos un breve repaso de los platos típicos de nuestra gastronomía.


El alma colombiana

 

Se dice que los colombianos no tenemos una cultura claramente definida, pues somos una mezcla de culturas dentro de una diversidad étnica, como lo señala la Constitución de 1991. Como pudo observarse en el numeral anterior, se distinguen claramente seis regiones geográficas, en las cuales se manifiestan al menos seis diferentes subculturas que tienen raíces raciales y ambientales propias, en un proceso de mestizaje y migraciones que lleva más de 400 años. 

 


Sin embargo, se podría intentar hacer una aproximación a lo que podría describir sintéticamente el alma del colombiano común, diciendo en palabras del profesor López de Mesa[1], “el colombiano es idealista, con marcada inclinación al lirismo, universalista con amor al progreso, pacifista con tendencia al orden, hospitalario por simpatía y vocación democrática”. Por otra parte, este mismo autor subdivide claramente a la población en dos grupos: “en la región oriental predomina el mestizo de criollo y aborigen, introverso y sutil; y en la occidental, el mulato de criollo y negro, extraverso, desenfadado y emprendedor”.

 

Las anteriores afirmaciones no pueden llevarnos a generalizar o simplificar demasiado el prototipo de la cultura colombiana, pues se presenta una gran diversidad no sólo en lo étnico sino en lo temperamental, que cambia tanto en la dimensión geográfica como en el tiempo, dado el intenso proceso de migración y globalización que se dá en el país. La dimensión geográfica trae consigo una serie de patrones comportamentales, que crean diferencias culturales en las distintas regiones colombianas. Al respecto, dice el profesor Luis López de Mesa: “la montaña separa, el río une; la planicie encierra una poderosa fuerza dispersiva y el valle una atracción aglutinante; los minerales fijan a los hombres como árboles y el pastoreo los vuelve transhumantes; la abundancia de riquezas naturales trae la molicie, y la esterilidad una actividad energética.”

 

Considerando las zonas geográficas de origen, podemos tipificar algunas de las caracteríticas temperamentales y comportamentales de algunos departamentos, basados principalmente en los estudios de López de Mesa que desafortunadamente sólo cubrieron la región andina:

 


a)     Cundinamarca y Boyacá: la población es bastante uniforme en su conducta y temperamento, dada su mezcla racial de español y muisca, con “exquisita sociabilidad, afabilidad y cortesanía para el que los visita, la hospitalidad para el extranjero, la caridad para el indigente, la generosidad para el amigo. Acerca de su temperamento habla del disimulo, el mimetismo y la tendencia a la ironía, y dice: “tienen cierto fondo taciturno y melancólico; son espirituales, talentosos y plásticos; son poco imaginativos en arte y más especulativos que creadores en ciencias; tienden a las profesiones conservadoras; excelentes camaradas, buenos miembros de familia, ciudadanos bien encauzados en su democracia, cultos en su expresión y deseosos de mejorar siempre”.

 

b)    Antioquia: “grupo racial profundamente modificado por el medio físico y las condiciones económicas en que ha vivido; es un pueblo tímido y orgulloso a la vez, que gusta de conocer el mundo, es observador de mucha inquietud mental, aunque de información y en superficie todavía”. Respecto de su conducta dice: “conserva buena tradición de honradez, pero es ambicioso y un poco tahúr en los negocios. progresista y civilista, ama la paz y la civilización material. Ha sido apegado a lo suyo, a su hogar, a su religión y a sus costumbres ancestrales y a los valores de raza en un esfuerzo constante contra el aislamiento que le imponía una naturaleza montañosa adversa”. 

 


c)     Santander y Norte de Santander: son descendientes principalmente de españoles, con limitado mestizaje, no obstante estuvieron rodeados de muiscas, muzos y guajiros, y allí residieron los motilones, los chitareros y los guanes. Los santandereanos son considerados de ánimo batallador, nada sumisos ni pusilánimes. Al respecto dice el padre Díaz Camacho O.P.: “Son de aventajada estatura, de buen color, de acento agradable, que no tiene la débil inflexión fonética del bogotano, ni el acento explosivo del costeño; es de ritmo fonético garboso y preciso que parece arrogante cuando sólo es franco y pleno; y el profesor López de Mesa comenta: “han llevado una existencia atormentada y combativa desde antes de llegar los españoles, pasando por la revolución de los comuneros, las guerras civiles y la violencia política y guerrillera; por temperamento es altivo, independiente, individualista y laborioso, de voluntad recia, aunque sin un carácter bien disciplinado ni encauzado”.

 

d)    Caldas, Quindío y Risaralda: sus características son similares a las del departamento de Antioquia, “es un pueblo orgulloso de su raza, de sus montañas y de su lucha por hacer habitable y productiva una naturaleza arisca.” Al igual que los paisas, “son generalmente emprendedores, migradores y comerciantes; de familias tradicionalmente numerosas y patriarcales, son activos, ambiciosos y fuertes; relativamente homogéneos en su carácter y costumbres; por lo general hablan en voz alta y accionan abundantemente”. Otros autores dicen de ellos que son eminentemente industriosos, frugales y piadosos.

 

e)     Valle y Cauca: Popayán se consideraba el centro cultural, social, religioso y politico de esta región desde la época de la conquista, hasta tiempos recientes. Así como es variada su geografía, también lo es su población que incluye núcleos de raza africana y mestizos de diferente grado de integración y Desarrollo. Cali es ahora la ciudad de más pujanza e importancia, y junto con Popayán constituyen los dos grandes núcleos urbanos, los cuales no obstante están relativamente cercanos, tienen una gran diversidad y distanciamineto cultural. Dice al respecto el profesor López de Mesa: “Popayán es de una cultura apergaminada, clásica y latinista, poética y almenada espiritualmente, con un acento más castellano en la conducta y la fonética; Cali es criolla, económica y febril, de mayor vitalidad e inquietud emotiva y un acento sin “ll” con suave dejo tropical muy tenue y perceptiblemente altivo”.

 

f)      Nariño: “distante y aislado del resto de la nación, sin medios de cultivo intelectual ni campos de acción adecuados ni suficientes para su desarrollo, integración y progreso; en su composición racial predomina notoriamente la sangre indígena de los Quillacingas. Es un pueblo de índole marcadamente patriarcal, con abundancia de indigenismos y graciosas perturbaciones que aquejan su lenguaje. Es un pueblo de muy buena índole, muy laborioso y hospitalario, aunque de mucha pobreza, puesto que ha vivido encerrado y aislado en su territorio y ha tenido que bastarse a sí mismo; es humilde y sosegado, aunque ha tenido activa participación en las guerras civiles. El pueblo nariñense es amable, sobrio, delicado de maneras, suave de trato, valeroso en la guerra, laborioso en la paz, respetuoso de la tradición y del derecho, conservador y un poco fanático”.

 


g)    Tolima, Huila y Caquetá: su población es de origen hispano-caribe, y tiene como antepasados a los Tamas, Paeces, Andaquíes, Pijaos y Pantágoras, algunos de ellos altamente belicosos. Según López de Mesa, en su temperamento este grupo “es patriarcal, hospitalario, honesto, sencillo, altivo y guerrero indomable en horas de conflicto, franco y leal siempre, liberal en política y muy amigo de la igualdad y la justicia. Pueblo suave que en dejo quejoso de su acento arrulla la dignidad del hombre libre, el magisterio de la propia conciencia y el amor inefable de la patria”.

 

h)    Llanos orientales, amazonía y orinoquía: su composición étnica y cultural es bastante compleja y heterogénea; en los últimos 50 años han confluído familias y grupos de distintas partes del país y de Venezuela, por diversos factores económicos, sociales y politicos, que han ido configurando lo que se ha denominado la “cultura del pueblo llanero”. Como han estado marginados de la nacionalidad colombiana durante mucho tiempo, y en las últimas décadas se han convertido en escenario de una compleja conflictividad, es difícil expresar con acierto y objetividad sus rasgos de carácter e idiosincracia, excepto en el campo musical y folclórico.

 

Adicionalmente a las características étnicas, geográficas y sociológicas, la tecnología en los medios de comunicación social están incidiendo en un cambio en las costumbres, las formas de expresión y de comportamiento de los distintos grupos y regiones, las cuales a su vez influyen en la conducta y los valores personales, lo cual se traduce en formas de pensar y de actuar diferentes.

 

Respecto de los grupos poblacionales de la costa atlántica, tan solo podríamos anotar en forma general que son más dados al arte y la literatura, con un sentido muy arraigado en las fiestas, son más abiertos al mundo exterior, y han sido receptores principales de las migraciones de otros países, a lo largo de la historia colombiana.



[1] Luis López de Mesa (1884-1967), científico colombiano, quien se desempeñó como Ministro de Educación Nacional (1934-1935) y como Ministro de Relaciones Exteriores (1938-1942). Médico de la Universidad Nacional, especializado en Psiquiatría en la Universidad de Harvard.