Friday, December 18, 2020

La Cultura Colombiana

Conceptos de cultura

 

El Padre Gerardo Remolina, S.J., exrector de la Pontificia Universidad Javeriana solía definir en forma breve el término cultura, diciendo: “La cultura es la expresión del alma de un pueblo”. En efecto, una cultura normalmente se entiende como un conjunto de experiencias, hábitos, costumbres, creencias y valores que caracteriza a un grupo humano. Por lo tanto, la cultura de una sociedad consiste en todo lo que el individuo debe creer o saber, a fin de comportarse de una manera aceptable en el seno de esa sociedad. 

 

Cultura es un concepto central en antropología, el cual abarca un amplio rango de fenómenos humanos que son transmitidos mediante el aprendizaje social. Este concepto cubre las expresiones físicas o materiales, tales como la tecnología, la arquitectura, el arte y las artesanías, mientras que los aspectos inmateriales, tales como los principios de organización social, la mitología, la religión, la filosofía, la literatura, la ciencia, conforman la herencia cultural intangible de la sociedad. 

 


Las culturas enfatizan los valores que sus miembros comparten ampliamente. Uno puede a menudo identificar los valores de una sociedad observando qué personas reciben honor o respeto. Por ejemplo, en muchos países desarrollados los deportistas profesionales en los niveles superiores reciben más honor, medido en términos de compensación económica, que los profesores universitarios. Otro ejemplo es en el comportamiento electoral: en otros países las encuestas muestran que los votantes no elegirían a un ateo como presidente, lo cual sugiere que la creencia en un Dios es un valor ampliamente compartido en esa sociedad.

 

Las culturas normalmente son afectadas por fuerzas que promueven el cambio, y también por fuerzas que resisten el cambio; por esto los cambios culturales son tan complejos y tardan tiempo en implementarse, ya que se requiere un cambio en las creencias, actitudes y comportamientos de las personas involucradas en el cambio. En las organizaciones, en la medida en que el número de personas involucradas en un cambio cultural crece, la dificultad y el tiempo de implementación de estas iniciativas se aumentan, hasta el punto en que pueden volverse críticas. Y cuando se intenta hacer cambios culturales en una sociedad, es mucho más complejo y difícil.

 

La cultura de un pueblo es por tanto multidimensional; veamos al menos tres variables o características que pueden identificar nuestra cultura: racial, linguística y artística; por eso podemos encontrar referencias a una gran variedad de expresiones tales como el folclor, la literatura, o la gastronomía. Precisamente en un post de este mismo blog, publicado el 30 de octubre pasado, titulado Rasgos de la cultura colombiana, hablábamos de los distintos grupos raciales que dieron origen a nuevas etnias, que  se clasificaron inicialmente como mestizo, mulato, moreno y zambo. También hablábamos de  más de 60 lenguas aborígenes que se pueden encontrar en el sur del país, y las lenguas arawak en la zona norte; y en cuanto a religión, no obstante la mayor parte de la población colombiana es católica, existen grupos minoritarios que siguen otras creencias. Además, también hicimos un breve repaso de los platos típicos de nuestra gastronomía.


El alma colombiana

 

Se dice que los colombianos no tenemos una cultura claramente definida, pues somos una mezcla de culturas dentro de una diversidad étnica, como lo señala la Constitución de 1991. Como pudo observarse en el numeral anterior, se distinguen claramente seis regiones geográficas, en las cuales se manifiestan al menos seis diferentes subculturas que tienen raíces raciales y ambientales propias, en un proceso de mestizaje y migraciones que lleva más de 400 años. 

 


Sin embargo, se podría intentar hacer una aproximación a lo que podría describir sintéticamente el alma del colombiano común, diciendo en palabras del profesor López de Mesa[1], “el colombiano es idealista, con marcada inclinación al lirismo, universalista con amor al progreso, pacifista con tendencia al orden, hospitalario por simpatía y vocación democrática”. Por otra parte, este mismo autor subdivide claramente a la población en dos grupos: “en la región oriental predomina el mestizo de criollo y aborigen, introverso y sutil; y en la occidental, el mulato de criollo y negro, extraverso, desenfadado y emprendedor”.

 

Las anteriores afirmaciones no pueden llevarnos a generalizar o simplificar demasiado el prototipo de la cultura colombiana, pues se presenta una gran diversidad no sólo en lo étnico sino en lo temperamental, que cambia tanto en la dimensión geográfica como en el tiempo, dado el intenso proceso de migración y globalización que se dá en el país. La dimensión geográfica trae consigo una serie de patrones comportamentales, que crean diferencias culturales en las distintas regiones colombianas. Al respecto, dice el profesor Luis López de Mesa: “la montaña separa, el río une; la planicie encierra una poderosa fuerza dispersiva y el valle una atracción aglutinante; los minerales fijan a los hombres como árboles y el pastoreo los vuelve transhumantes; la abundancia de riquezas naturales trae la molicie, y la esterilidad una actividad energética.”

 

Considerando las zonas geográficas de origen, podemos tipificar algunas de las caracteríticas temperamentales y comportamentales de algunos departamentos, basados principalmente en los estudios de López de Mesa que desafortunadamente sólo cubrieron la región andina:

 


a)     Cundinamarca y Boyacá: la población es bastante uniforme en su conducta y temperamento, dada su mezcla racial de español y muisca, con “exquisita sociabilidad, afabilidad y cortesanía para el que los visita, la hospitalidad para el extranjero, la caridad para el indigente, la generosidad para el amigo. Acerca de su temperamento habla del disimulo, el mimetismo y la tendencia a la ironía, y dice: “tienen cierto fondo taciturno y melancólico; son espirituales, talentosos y plásticos; son poco imaginativos en arte y más especulativos que creadores en ciencias; tienden a las profesiones conservadoras; excelentes camaradas, buenos miembros de familia, ciudadanos bien encauzados en su democracia, cultos en su expresión y deseosos de mejorar siempre”.

 

b)    Antioquia: “grupo racial profundamente modificado por el medio físico y las condiciones económicas en que ha vivido; es un pueblo tímido y orgulloso a la vez, que gusta de conocer el mundo, es observador de mucha inquietud mental, aunque de información y en superficie todavía”. Respecto de su conducta dice: “conserva buena tradición de honradez, pero es ambicioso y un poco tahúr en los negocios. progresista y civilista, ama la paz y la civilización material. Ha sido apegado a lo suyo, a su hogar, a su religión y a sus costumbres ancestrales y a los valores de raza en un esfuerzo constante contra el aislamiento que le imponía una naturaleza montañosa adversa”. 

 


c)     Santander y Norte de Santander: son descendientes principalmente de españoles, con limitado mestizaje, no obstante estuvieron rodeados de muiscas, muzos y guajiros, y allí residieron los motilones, los chitareros y los guanes. Los santandereanos son considerados de ánimo batallador, nada sumisos ni pusilánimes. Al respecto dice el padre Díaz Camacho O.P.: “Son de aventajada estatura, de buen color, de acento agradable, que no tiene la débil inflexión fonética del bogotano, ni el acento explosivo del costeño; es de ritmo fonético garboso y preciso que parece arrogante cuando sólo es franco y pleno; y el profesor López de Mesa comenta: “han llevado una existencia atormentada y combativa desde antes de llegar los españoles, pasando por la revolución de los comuneros, las guerras civiles y la violencia política y guerrillera; por temperamento es altivo, independiente, individualista y laborioso, de voluntad recia, aunque sin un carácter bien disciplinado ni encauzado”.

 

d)    Caldas, Quindío y Risaralda: sus características son similares a las del departamento de Antioquia, “es un pueblo orgulloso de su raza, de sus montañas y de su lucha por hacer habitable y productiva una naturaleza arisca.” Al igual que los paisas, “son generalmente emprendedores, migradores y comerciantes; de familias tradicionalmente numerosas y patriarcales, son activos, ambiciosos y fuertes; relativamente homogéneos en su carácter y costumbres; por lo general hablan en voz alta y accionan abundantemente”. Otros autores dicen de ellos que son eminentemente industriosos, frugales y piadosos.

 

e)     Valle y Cauca: Popayán se consideraba el centro cultural, social, religioso y politico de esta región desde la época de la conquista, hasta tiempos recientes. Así como es variada su geografía, también lo es su población que incluye núcleos de raza africana y mestizos de diferente grado de integración y Desarrollo. Cali es ahora la ciudad de más pujanza e importancia, y junto con Popayán constituyen los dos grandes núcleos urbanos, los cuales no obstante están relativamente cercanos, tienen una gran diversidad y distanciamineto cultural. Dice al respecto el profesor López de Mesa: “Popayán es de una cultura apergaminada, clásica y latinista, poética y almenada espiritualmente, con un acento más castellano en la conducta y la fonética; Cali es criolla, económica y febril, de mayor vitalidad e inquietud emotiva y un acento sin “ll” con suave dejo tropical muy tenue y perceptiblemente altivo”.

 

f)      Nariño: “distante y aislado del resto de la nación, sin medios de cultivo intelectual ni campos de acción adecuados ni suficientes para su desarrollo, integración y progreso; en su composición racial predomina notoriamente la sangre indígena de los Quillacingas. Es un pueblo de índole marcadamente patriarcal, con abundancia de indigenismos y graciosas perturbaciones que aquejan su lenguaje. Es un pueblo de muy buena índole, muy laborioso y hospitalario, aunque de mucha pobreza, puesto que ha vivido encerrado y aislado en su territorio y ha tenido que bastarse a sí mismo; es humilde y sosegado, aunque ha tenido activa participación en las guerras civiles. El pueblo nariñense es amable, sobrio, delicado de maneras, suave de trato, valeroso en la guerra, laborioso en la paz, respetuoso de la tradición y del derecho, conservador y un poco fanático”.

 


g)    Tolima, Huila y Caquetá: su población es de origen hispano-caribe, y tiene como antepasados a los Tamas, Paeces, Andaquíes, Pijaos y Pantágoras, algunos de ellos altamente belicosos. Según López de Mesa, en su temperamento este grupo “es patriarcal, hospitalario, honesto, sencillo, altivo y guerrero indomable en horas de conflicto, franco y leal siempre, liberal en política y muy amigo de la igualdad y la justicia. Pueblo suave que en dejo quejoso de su acento arrulla la dignidad del hombre libre, el magisterio de la propia conciencia y el amor inefable de la patria”.

 

h)    Llanos orientales, amazonía y orinoquía: su composición étnica y cultural es bastante compleja y heterogénea; en los últimos 50 años han confluído familias y grupos de distintas partes del país y de Venezuela, por diversos factores económicos, sociales y politicos, que han ido configurando lo que se ha denominado la “cultura del pueblo llanero”. Como han estado marginados de la nacionalidad colombiana durante mucho tiempo, y en las últimas décadas se han convertido en escenario de una compleja conflictividad, es difícil expresar con acierto y objetividad sus rasgos de carácter e idiosincracia, excepto en el campo musical y folclórico.

 

Adicionalmente a las características étnicas, geográficas y sociológicas, la tecnología en los medios de comunicación social están incidiendo en un cambio en las costumbres, las formas de expresión y de comportamiento de los distintos grupos y regiones, las cuales a su vez influyen en la conducta y los valores personales, lo cual se traduce en formas de pensar y de actuar diferentes.

 

Respecto de los grupos poblacionales de la costa atlántica, tan solo podríamos anotar en forma general que son más dados al arte y la literatura, con un sentido muy arraigado en las fiestas, son más abiertos al mundo exterior, y han sido receptores principales de las migraciones de otros países, a lo largo de la historia colombiana.



[1] Luis López de Mesa (1884-1967), científico colombiano, quien se desempeñó como Ministro de Educación Nacional (1934-1935) y como Ministro de Relaciones Exteriores (1938-1942). Médico de la Universidad Nacional, especializado en Psiquiatría en la Universidad de Harvard.

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