Friday, January 8, 2021

Agricultura Muisca

 


1. Generalidades


Los muiscas se establecieron en el altiplano que corresponde hoy a los territorios de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Los muiscas colindaban con otras etnias de lengua chibcha, tales como los Panches, los Colimas, los Muzos y los Guanes en el occidente; y los Laches, Achaguas, Teguas, Guayupes y Sutagaos en el oriente. Se entiende por etnia un conjunto de personas que mantiene una creencia subjetiva en una procedencia común; esa creencia puede basarse en semejanzas de aspecto exterior, costumbres, idioma, religión o memoria de eventos históricos como migraciones. Las etnias pueden entenderse como poblaciones humanas que comparten unos mitos sobre la ascendencia, unas historias o leyendas, unas culturas que se asocian con un territorio específico, y tienen un sentimiento de solidaridad.


Las áreas agrícolas más importantes o productivas que cultivaron los muiscas fueron las partes planas no inundables de las tierras frías; tales terrenos no tenían el riesgo de la erosión, eran por lo general fértiles, y no requerían esfuerzo adicional como lo exigen los terrenos en pendiente. Acostumbraban tener zanjas de desague en las zonas planas para evitar inundaciones. Como herramientas usaban la coa, un palo terminado en punta, que servía para ablandar la tierra y para abrir los surcos donde sembraban las semillas. Además, se apoyaban en el “conocimiento” de los jeques o mohanes que predecían el clima observando la luna, los vientos, el vuelo y canto de las aves, el croar de las ranas, o la aparición de las hormigas; con base en ello los mohines guiaban al pueblo en las faenas agrícolas.

 

Los muiscas tenían como divinidad protectora de sus huertos a la diosa Bachué, madre del género humano, a quien le hacían sacrificios y ofrendas para que les enviara lluvias. En las faenas agrícolas tomaba parte la mujer, no solo por conveniencia práctica, sino también porque consideraban que a mujer le daba fertilidad a los terrenos. En efecto, así aparece en el grabado de Theodore de Bry elaborado en 1594 que se reproduce al comienzo de este artículo.

  

En los climas fríos se cultivaban el maiz, el frijol, la papa, el tomate, la calabaza, la auyama, el ají y una variedad de tubérculos como los nabos, los cubios y las ibias; en los climas templados se cultivaba la coca o hayo, el algodón y gran variedad de frutas como la chirimoya, el aguacate, la guama, la piña, la guayaba, la pitahaya, la guanábana, y otras más.


Los indios Muiscas fueron un pueblo esencialmente agricultor: cada familia tenía dos lugares donde sembrar: la huerta, que estaba aledaña al bohío, era cultivada por la familia; y la labranza, alejada de las poblaciones pero de mayor tamaño, la cual pertenecía a la comunidad y era cultivada con ayuda de otras personas. En la huerta se producían alimentos para el consumo familiar, y en la labranza se cultivaba en comunidad, para almacenar excedentes y luego canjear en los mercados que se fueron organizando con las tribus vecinas. 


 

Entre las tareas que realizaban los indígenas para el cuidado de la labranza, estaban: abrir zanjas para facilitar la circulación del agua; extraer las malas hierbas; ablandar la tierra, adecuándola así para la siembra; mejorar la estructura del suelo para evitar el encharcamiento provocado por las lluvias; y controlar los insectos, gusanos y otros depredadores que viniesen a alimentarse de ellos.

 

2. Civilización muisca

 

Existiron dos grandes mitos que representan la forma como se fue desarrollando la civilización muisca: el primero es el mito de la diosa Bochica que explica la aparición de la especie humana al salir una pareja de una laguna, que dió origen a un grupo humano muy antiguo, el cual se asentó alrededor de las cuencas lacustres hace más de 10,000 años; el segundo mito es el de Bochica, héroe civilizador de fisonomía diferente, que les enseña la agricultura, el tejido de algodón, y las normas de convivencia. Estos dos mitos se encuentran explicados en el post Mitología Muisca publicado en este blog el 22 de febrero de 2016.

 

Basados en el mito de Bochica, es posible representar una oleada poblacional más civilizada que se asentó en el Altiplano, fundiéndose en mestizaje con los antiguos pobladores que eran cazadores-recolectores, dando origen a la civilización muisca que se desarrolló basada en la agricultura, la cual emergió hacia el año 500 antes de Cristo. Esto quiere decir que al llegar los españoles, esta civilización tenía ya cerca de dos mil años de desarrollo. 

 

Al surgir la agricultura, se fortalece la vida sedentaria, se desarrolla la cerámica, la producción y comercio de la sal y de los tejidos de algodón. Por esto, al llegar los conquistadores españoles, los muiscas tenían una agricultura avanzada que les permitía ser autosufucientes en cuanto a alimentos se refiere, y constituía la principal actividad económica desde el punto de vista del intercambio de productos con otras tribus indígenas. 

 

Los cronistas de dicha época mencionan que a veces dejaban zonas sin sembrar para descansar la tierra, y utilizaban la rotación de cultivos para evitar su agotamiento; al parecer efectuaban quemas de maleza para su erradicación, y probablemente para nutrir la tierra con las cenizas. 


Según las primeras crónicas a la llegada de los españoles, los principales cultivos que tenían los muiscas eran el maiz, la papa, la yuca dulce, la batata, la auyama, el fríjol, la hibia, el cubio, y el ají; también cosechaban frutas como la piña, los aguacates, y los plátanos en las zonas templadas. Los documentos que existen acerca de dichos cultivos provienen de las visitas que realizaban las autoridades españolas a las diferentes encomiendas, para efectos tributarios a la Corona Española; allí se detallaban el tipo de cultivos, las cantidades; y de las crónicas se pudieron conocer las técnicas usadas y el intercambio que realizaban de dichos productos.


 3. Cultivos alimenticios

 

A continuación se relacionan los principales cultivos alimenticios y sus características:

a)     Maiz: es poco lo que se sabe sobre el tipo de maiz que cultivaban, aunque se presumen varios tipos, ya que lo plantaban tanto en zonas frías como templadas y cálidas, donde era más productivo por tener un crecimiento más rápido, logrando hasta dos cosechas al año, y era de grano más grande. Sin embargo, en regiones templadas y cálidas pudo ser afectado por el gorgojo y las aves que hacen mucho daño en las sementeras de maiz. De todas maneras el maiz fue muy importante para la alimentación de los muiscas, pues en todos los repartimientos y encomiendas se producía, más que la papa y la yuca.

b)  Papa: este producto era propio de las tierras frías; en algunos sitios este cultivo lo llamaban turmas o patatas. Existía también el cultivo de batatas que era rico en almidón y no requería un período de recolección fijo, y permitía ser desenterrado y consumido a medida que se necesitaba, a partir de los tres o cuatro meses de sembrado en terrenos templados.



c)   Cubios: se sembraban en tierras frías; lo cultivaban los indígenas de Chocontá, Ubatoque, Pausagá y Tibaguyes, quienes tenían acceso a tierras cercanas a los páramos. Sin embargo, en los registros que llevaban, los españoles tendían a confundir los cubios con los nabos.

d)    Yuca: según la descripción de Vicente Basilio de Oviedo, se producían principalmente en tierras calientes a los seis meses de sembradas, y podían permanecer en la labranza hasta más de un año, permitiendo así un suministro casi permanente de este alimento.

e)    Ají: es un alimento de zonas templadas y cálidas; por su tamaño pequeño, era de fácil transporte y almacenamiento. Era utilizado como condimento en las carnes, o como acompañamiento en la comida con tubérculos. Se cultivaba mucho en la zona de Ubaté, Socotá, Susacón, Sunuba y Chusbita; también en el Valle de Tenza y en el cañón del rio Chicamocha.

4.  Cultivos complementarios:

a)  Coca: también se le llamaba hayo; según los cronistas, los muiscas consumían coca en forma corriente mezclada con cal durante las labores agrícolas, pero dado que este cultivo no prospera en los climas fríos donde se concentraba la mayor parte de la población muisca, les tocaba traerlo de las zonas templadas, o intercambiarlo. Sin embargo, tenían acceso a este producto de consumo regular, yendo a los cañones interandinos que forman los ríos Garagoa y Negro, y en las zonas templadas cercanas a su territorio, el actual altiplano cundi-boyacense. Según Fran Pedro de Aguado: “…en las tierras frías del Reino no se coje hayo…sino en algunos valles calientes en los remates y caídas de esta tierra fría”.

 

Las antes mencionadas zonas geográficas corresponden con el territorio de los Sutagaos, y en Soatá en la provincia de Duitama. También figura como zona de cultivo de coca Tibacuy, cerca a Fusagasugá y dentro del territorio de los Teguas, y Soatá al norte de Boyacá en el cañón seco del río Chicamocha. También, tanto la zona de Sunuba, adscrita al cacique de Guatavita, como Somondoco, perteneciente a la confederación de Tunja, tenían hayales. En el cacicazgo de Subachoque, en un sitio denominado Sucatán, también producían hoja de coca.

b)    Frutales: la piña, por ser rica en vitaminas y azúcar, la consumían fermentada en forma de  guarapo; esta fruta la producían en Súnuba (Valle de Tenza) y Pausagá. Según las crónicas, también se sabe que los muiscas cultivaban otras frutas, como las pitahayas y las guayabas, especialmente en Somondoco, Subachoque y en el Valle de Tena, pero en el registro de los Visitadores españoles no aparecen registradas.

c)     Achiote: es un arbusto perenne de 2 hasta 5 metros de altura; los indígenas de Centro y Suramérica lo utilizaban para preparar pintura corporal y facial para sus rituales religiosos. Hoy en día se usa como condimento en la comida popular.




En próximos artículos se analizarán los mercados que existieron, y los intercambios que realizaban, entre los diferentes pueblos aborígenes arriba mencionados.

 

Referencias


-      Beltrán Peña, Francisco (1993). Los Muiscas: Pensamiento y Realizaciones, cuarta edición, editorial Nueva América.

-      Langebaek, Carl H. (1993). Mercados, poblamiento e integración étnica entre los Muiscas – Siglo XVI, Colección Bibliográfica, Banco de la República, Bogotá, Colombia.

-    Medina de Pacheco, Mercedes (2006). Los Muiscas: Verdes labranzas, tunjos de oro, subyugación y olvido, Colección Centenario, Academia Boyacense de Historia y Fondo Mixto de Cultura de Boyacá, Tunja, Boyacá, Colombia.


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