Friday, August 7, 2020

Guerra de los Mil Días

1.     Orígenes

La Guerra de los Mil Días fue un conflicto civil en Colombia disputado entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902, por inconformidad con los resultados de la política de la Regeneración apoyada por el Partido Nacional. Además, varios políticos rechazaban algunas medidas que consideraban exageradas por parte del gobierno, mientras que los miembros más radicales del partido Liberal buscaban formas de llegar al gobierno para promover cambios, pero los nacionalistas que tenían el gobierno en sus manos aplicaban estrategias con las cuales restringían el acceso al poder a los políticos de otros partidos, y los alejaban del gobierno.

 

Pero la principal causa que originó el conflicto fue el brusco cambio provocado por la derogación de la Constitución de Rionegro de 1863 que establecía un estado federal, para ser reemplazada por una Constitución centralista establecida bajo el mandato de Rafael Núñez en 1886. La Constitución de Rionegro de 1863, había creado el estado federal Estados Unidos de Colombia promovido por los liberales radicales, el cual había sembrado el anticlericalismo, el libre mercado y las diferencias entre los mismos estados que en ocasiones tenían ejércitos mucho más grandes que los del gobierno central y tenían derecho a declararse la guerra entre ellos. 

 

Con la Constitución de 1886 se dio también el concordato con la Santa Sede, mediante el cual la educación en Colombia quedaba bajo el control de la Iglesia Católica, la cual determinaba los textos escolares y universitarios que podían estudiarse, estableciendo así una censura por motivos religiosos o políticos. Así mismo, todos los nombramiento de docentes quedaron bajo su supervisión, desatándose en los centros educativos del país la persecución y expulsión de los educadores que no actuaban bajo los principios católicos. También la mayoría de los empleados públicos liberales fueron despedidos y otros fueron encarcelados o condenados al destierro.

 

Esta Guerra se extendió luego a países vecinos como Ecuador y Venezuela, en los cuales se libraron batallas entre fuerzas colombianas y ecuatorianas o venezolanas que apoyaban a los actores colombianos en conflicto. Otras naciones como Guatemala, El Salvador, y Nicaragua apoyaron a los liberales y a los conservadores con armamento y suministros. Estados Unidos también intervino en acciones bélicas en Panamá donde una flota norteamericana garantizaba la seguridad del istmo, con base en el Tratado Mallarino-Bidlack firmado el 12 de diciembre de 1846.

 

2.     Comienzos de la guerra


Durante la primera fase del conflicto ambos bandos combatieron con ejércitos en grandes batallas campales, siendo llamados sus comandantes los Generales Caballeros por el trato respetuoso que daban los vencedores a los vencidos. Más adelante el conflicto degeneró en una larga guerra de guerrillas en la que ambos bandos cayeron en excesos y brutalidades a una escala no antes vista en Colombia desde los tiempos de la independenciaEl 17 de octubre de 1899, los liberales se alzaron en varias partes del país, empezando de inmediato a atacar pueblos y ciudades ante la falta de reacción del gobierno, quien fue tomado por sorpresa. Los alzados consiguieron apoderarse de prácticamente la totalidad del Departamento de Santander, estallando después levantamientos en Boyacá, Tolima y Magdalena. En el siguiente mapa se pueden ver los departamentos de Colombia al finalizar el siglo XIX.

A finales de octubre de 1899, en el Departamento del Cauca también estallaron guerrillas liberales que se tomaron a Tumaco y asaltaron a Palmira en el mes de noviembre, pero resultaron vencidas. Una victoria rebelde en Peralonso les dio nuevos aires y empezaron a reclutar hombres en las comunidades indígenas del Cauca, y también volvieron muchos liberales exiliados en Ecuador. Entonces se produjo un ataque de los rebeldes contra Popayán el 25 de diciembre, siendo vencidos a veinte kilómetros al sur de la ciudad, en Flautas. Muchos volvieron a huir a Ecuador, donde el presidente liberal, Eloy Alfaro, armó a los alzados.


No obstante los liberales, también animados por su victoria en Peralonso, decidieron lanzar una ofensiva sorpresa en Panamá donde tuvieron mucho éxito debido a la lejanía de este departamento de la capital. El asalto fue encabezado por liberales exiliados en América Central, en especial Nicaragua, donde su presidente José Santos Zelaya les dio un importante apoyo. Finalmente los exiliados dirigidos por Belisario Porras Barahona partieron el 31 de marzo de 1900 desde Punta Burica en un barco cargado de armas y suministros, y desembarcaron cerca de David el 4 de abril, donde derrotaron a la pequeña guarnición local, uniéndoseles dirigentes con sus hombres en su inmediata marcha a la ciudad de Panamá. 

 

En Santander los liberales se reorganizaron y decidieron tomarse las estratégicas ciudades de Cúcuta y Bucaramanga; el general Benjamín Herrera atacó a la primera con un gran ejército, y el comandante de las tropas gubernamentales en Cúcuta, general Juan B. Tobar, la evacuó con sus tropas y se dirigió a reforzar las defensas de Bucaramanga. Las tropas restantes en Cúcuta (quinientos hombres bien armados), al mando del coronel Luis Morales Berti se rindieron el 1.º de noviembre de 1899; entonces la ciudad pasó a manos de los liberales, quienes lograron juntar unos 8.000 a 10.000 hombres bien armados, mas 1500 a 2000 llaneros que logró reunir el comandante Gabriel Vargas Santos, para enfrentar la segura ofensiva del gobierno que contaba con 8.500 soldados en Boyacá listos para atacar. Los hombres de Uribe Uribe, en tanto, atacaron Bucaramanga el 11 de noviembre; esta ciudad fue defendida por el general Vicente Villamizar, quien tuvo éxito y, tras dos días de feroz batalla, forzó al enemigo a retroceder. Entonces Uribe Uribe junto con unos 2000 hombres marcharon a unirse al general Herrera.


3.     Batalla de Peralonso

Uribe Uribe consiguió derrotar a Villamizar y cruzar el río Peralonso, pudiendo tomar Pamplona el día 24, uniéndoseles a las tropas liberales el general Vargas Santos y una columna de llaneros en la jornada siguiente. Vargas fue nombrado Presidente Provisional de la República para unificar el mando liberal; él era un combatiente y dirigente, veterano de varias rebeliones, quien fue recibido con entusiasmo por las desesperadas fuerzas liberales, que sumaban más de 12.000 hombres. Por desgracia y a pesar de su prestigio como líder de la anterior rebelión liberal, carecía de talento militar; además intentó desmovilizar las tropas de Uribe Uribe quie era un poderoso rival suyo y trató de apartarlo políticamente contribuyendo con eso sólo a dividir a sus fuerzas. 

 

Los liberales terminaron por dar mayor importancia a la lucha entre Vargas Santos y Herrera contra Uribe Uribe, que a la lucha común contra el gobierno nacionalista. Ante esto, Uribe Uribe decidió continuar la marcha aprovechando que el gobierno estaba distraído por el alzamiento de Antioquia del 1o. de enero de 1900, asediando la ciudad capital hasta su rendición. En estos momentos más de 5000 hombres avanzaban con Uribe Uribe, mientras más de 6000 quedaron de reserva guarneciendo a Cúcuta. 

Los hechos de Panamá y Cauca mostraron al gobierno colombiano que la insurrección generalizada en todo el país había fracasado y era posible acabar  uno por uno con los focos alzados en armas tras lograr aislarlos. El presidente Sanclemente preparó una ofensiva contra el principal bastión en Santander, reemplazó a Villamizar por el general Manuel Casabianca quien estaba decidido a detener el avance rebelde contra Bogotá. Aprovechando la inacción de los liberales ubicados cerca de Cúcuta, Casabianca fue capaz de reunir unos 9000 hombres, mientras el general José María Domínguez avanzaba hacia esa ciudad desde Ocaña. 

 

Viendo el peligro que significaba aquella ofensiva conjunta para sus fuerzas, Vargas Santos, quien se hallaba planeando como continuar la campaña, ordenó a Uribe Uribe y Herrera acabar con Domínguez. Uribe Uribe marchó rápidamente a impedir que ambas fuerzas gubernamentales se reunieran, ya que Casabianca marchaba rápidamente a auxiliar a Domínguez; ambos generales esperaban reunirse en Pamplona. Mientras tanto Herrera aprovechó para atacar y derrotar a Domínguez en Gramalote el 2 de febrero; el resto del ejército gubernamental huyó a la cercana hacienda Terán, pero Herrera se dedicó a celebrar y no los persiguió. 

 

Finalmente aprovechó para enviar algunas tropas que fingieron ser refuerzos del gobierno y lograron capturar a Domínguez, quien salió a recibirlos. Enterados de esto, la mayoría de sus tropas capitularon y solo unos pocos volvieron a Ocaña. La victoria de Terán dio a las tropas de Uribe Uribe un botín enorme, incluyendo más de dos mil rifles. Temiendo ser reemplazado por su subalterno, Vargas Santos ordenó a sus tropas retroceder a Peralonso desaprovechando la oportunidad de avanzar contra el gobierno en su momento de mayor debilidad.

 

4.     Rebelión en Tolima y alzamiento en Cauca

 

El Departamento del Tolima era el lugar de operaciones de los guerrilleros Ramón “El Negro” Marín, oriundo de Marmato, y Tulio Varón. Las fuerzas de ambos asaltaron en enero de 1900 a la población de Honda en donde se apoderaron de las municiones y rifles almacenados en el cuartel; luego siguieron en su avance hacia La Dorada. Continuando con su campaña contra los conservadores, en noviembre de 1900 las fuerzas guerrilleras conjuntas de Marín, Varón, Aristóbulo Ibáñez, Juan MacAllister y Avelino Rosas atacaron en Girardot a las fuerzas del gobierno al mando de Nicolás Perdomo, con el fin de apoderarse de pertrechos y armas provenientes de Europa, pero después de un día de combate fueron vencidos.

 

En abril de 1901 el batallón Pagola fue atacado por la guerrilla de Tulio Varón mientras acampaba en su camino desde Antioquia, quedando solamente veinte soldados sobrevivientes. Varón continuó con sus incursions nocturnas en campamentos del ejército, y es así como en la madrugada del 31 de agosto sus fuerzas sorprendieron al ejército apostado en la hacienda La Rusia al norte de Tolima, matando a más de quinientos soldados a cuchillo. El 21 de septiembre Tulio Varón tuvo el infortunio de asaltar Ibagué en estado de embriaguez, junto con su tropa, cayendo muerto de un disparo; tras ello su cadáver fue arrastrado hasta la casa donde vivía su mujer.

 

El éxito liberal en la hacienda Terán en Santander, motivó un nuevo alzamiento en el Cauca; con apoyo del presidente ecuatoriano Eloy Alfaro, los colombianos exiliados lanzaron una nueva ofensiva. Sin embargo, las fuerzas nacionalistas eran fuertes en la región por el apoyo de la Iglesia Católica, liderada por el obispo Ezequiel Moreno, quien movilizó a la población ante una posible invasión ecuatoriana, una guerra santa contra dicho gobierno, conocido por sus leyes laicistas. 

En marzo de 1902, los exiliados habían invadido Cauca reclutando tropas entre algunas comunidades indígenas. La respuesta gubernamental no se hizo esperar y envió un poderoso contingente de soldados bien armados. El 27 del mismo mes los liberales apoyados por batallones ecuatorianos trataron de tomar Ipiales; tras tres días de resistencia, la llegada de refuerzos gubernamentales y de conservadores ecuatorianos exiliados, forzaron a los rebeldes a retroceder.

 

Los derrotados decidieron refugiarse en Ecuador, ya que sus tropas incluían también un alto número de niños, mujeres y ancianos, muchos de ellos heridos. Los liberales lanzaron un segundo ataque y tomaron Flautas el 16 de abril, donde reunieron sus fuerzas con la de miles de liberales e indios aliados. Aprovechando esta concentración, las fuerzas del gobierno rodearon el pueblo y atacaron el mismo día; sin embargo, la mayoría de los alzados alcanzó a escapar, aunque quedaron sin apoyo ni suministros, y con la moral por el piso.

 

Fue entonces cuando el obispo Moreno insistió en lanzar un ataque a Ecuador e intentar derrocar a Alfaro. El 22 de mayo, tropas colombianas y exiliados ecuatorianos cruzaron la frontera y atacaron el pueblo de Tulcán, siendo rechazados. Así la guerra cayó en un punto muerto, si alguno de los bandos invadía el territorio del otro, era rápidamente rechazado. Alfaro se comprometió a apoyar a los liberales pero dejó claro a sus dirigentes que no estaba dispuesto a irse a una guerra a gran escala con Colombia. Los liberales lanzaron una última ofensiva el 20 de julio cruzando cerca de Ipiales, siendo sorprendidos por tropas del gobierno y resultando expulsados. 

 

Los rebeldes estaban en Cauca, pero sorprendentemente fueron auxiliados por sus compañeros insurrectos de Tolima; estos cruzaron la cordillera de los Andes y desde el norte invadieron Cauca, ganándose el apoyo de la población, formando una columna de 2000 hombres con los que atacaron Popayán, la capital de dicho departamento. El gobierno fue tomado por sorpresa y no pudo detener inicialmente a los insurrectos; sólo mediante la oportuna llegada de refuerzos el gobierno pudo derrotar a los liberales a pocos kilómetros de dicha ciudad. 

 

Los liberales, siempre cortos de municiones, agotaron rápidamente sus reservas y se dispersaron perseguidos por sus enemigos. La represión conservadora no se hizo esperar, los alzados caucanos, sobre todo indígenas, fueron fusilados sumariamente, mientras que los tolimenses escaparon a su comarca. Las comunidades indígenas fueron duramente castigadas para que no volvieran a alzarse, y las familias y cercanos de los dirigentes liberales fueron encarcelados. Un grupo importante de liberales se exiló en Ecuador, esperando el resultado de la guerra en Santander, para volver o nó a la ofensiva.

 

5.     Batalla de Palonegro


En febrero de 1900 los liberales habían quedado aislados en Santander, con ínfimas posibilidades de Victoria, ya que los recursos humanos en dicho departamento se estaban agotando, mientras que en las filas del ejército reemplazaban las bajas permaneciendo intactas. A pesar del entusiasmo de sus voluntarios, los alzados se quedaban sin suministros, dependiendo de lo que podían quitarles a sus enemigos. Las fuerzas liberales restantes en otras partes del país esperaban la siguiente acción de su comandante Vargas Santos para ver qué hacer, pero éste se negaba a tomar la ofensiva en vista de la vulnerabilidad de sus fuerzas; por ello permaneció inactiva la guerra por varios meses.

 Para empeorar el resultado. cuando Vargas Santos finalmente empezó a movilizar su ejército a finales de abril, ni siquiera tenía un plan definido. Avanzó hacia el sur desde Cúcuta, después de que estalló una epidemia de malaria; sin embargo, no actuó contra las tropas enemigas que permanecían en Pamplona, asumiendo que no se moverían. 


Estas últimas vieron cómo su comandante, el general Casabianca, era nombrado Ministro de Guerra y lo reemplazaba el general Próspero Pinzón, un católico devoto devoto que logró implantar en sus tropas la idea de luchar una “guerra santa”. Sin saberlo, ambos bandos marchaban a la vez en busca de una batalla decisiva.Los movimientos liberales fueron rápidamente detectados por sus enemigos y el gobierno nacionalista insistió al general Pinzón iniciar una ofensiva hacia Bucaramanga, mientras los liberales seguían en ruta hacia el sur pasando por Rionegro. El 10 de mayo llegaron a Palonegro, donde decidieron detener al enemigo. Al día siguiente se inició la batalla más importante de toda la guerra, unos 7.000 liberales se enfrentaron a unos 21.000 nacionalistas. El día 25 terminaron los combates con la derrota total de los liberales, que desde entonces abandonaron las tácticas de guerra regular. Unos 3400 liberales sobrevivientes llegaron a Rionegro y sus comandantes entablaron duras discusiones sobre qué hacer entre el 26 y 27 del mismo mes.

 

Cuando el general Pinzón supo del plan rebelde de internarse en las junglas del noroeste de dicho departamento, abandonó la persecución seguro de que estos no serían capaces de sobrevivir a las duras condiciones de vida selváticas. En cambio, decidió atacar Cúcuta para cortar cualquier posible apoyo de Venezuela a a los liberales. Sin embargo, Vargas Santos entendió que le era imposible defender Cúcuta e ingresó a la selva al frente de la columna liberal cerca de Ocaña, donde en dos semanas murieron, desaparecieron o desertaron más de mil hombres, debido a las terribles condiciones.  

 

Sabiendo que Bucaramanga estaba indefensa con la mayoría de las tropas rivales en Cúcuta, Vargas Santos decidió atacarla, pero la ruta fue demasiado inhóspita, pasando cerca de Rionegro y finalmente llegaron menos de 1500 hombres al comienzo de agosto, con algunos cientos de mujeres, mientras que Pinzón capturaba a Cúcuta el 16 de julio donde supo de los movimientos enemigos volviendo a Bucaramanga el día 27 y encontrando el 3 de agosto a la columna liberal y los forzó a huir al oeste.

 

Vargas Santos decidió marchar a las cercanías de Bogotá con menos de mil hombres que le quedaban, pero Pinzón se le anticipó y lo encontró cuando cruzaba el río Sogamoso; los liberales tenían solo una canoa para cruzar, y las fuerzas del gobierno aprovecharon para bombardearlos. Solo la mitad de los rebeldes alcanzó a cruzar al mando de Uribe Uribe, que intentó atacar a los agresores, pero fue desplazado; la otra mitad quedó atrás al mando de Vargas Santos y Benjamín Uribe huyó a la selva, desintegrándose a la larga, aunque sus comandantes lograron llegar a Venezuela. El grupo de Uribe Uribe quedó reducido a él y tres compañeros que escaparon en una balsa por la noche bajando por el río Magdalena, y tras un largo viaje llegó a Venezuela.

 

6.     Golpe de estado


Durante la guerra, el Partido Nacional, que gobernaba encabezado por el presidente Manuel Antonio Sanclemente, buscó negociar con los llamados conservadores históricos que se encontraban en el Partido Conservador incluyendo a algunos de estos en el gobierno para usar su apoyo en la necesidad de ampliar el aparato militar, a su vez en el intento de pacificar al país se incluyeron en el gabinete a ciertos liberales directoristas como Nicolás Esguerra como comisionado para entenderse con la empresa del canal de Panamá, y a Carlos Arturo Torres como su secretario. Sin embargo, esto resultaría inútil, pues los conservadores históricos estaban en conflicto con los nacionalistas y tenían afinidades con los liberales, quienes tampoco tenían intenciones de negociar con el gobierno.

 

En consecuencia el gobierno nacionalista fue depuesto del poder el 31 de julio de 1900 por los conservadores, que tomaron control del Estado y las instituciones militares. Esto se dio a pesar de dos intentos infructuosos de restablecer a Sanclemente en el poder. Mientras tanto, el general Uribe Uribe aprovechó el caos producido, para lanzar una nueva campaña militar, pero para esto necesitaba el apoyo de un gobierno externo para conseguir las armas, pertrechos, suministros, hombres y una base segura. Entonces buscó la ayuda del gobierno del país donde estaba refugiado, Venezuela, nación que se convirtió en un santuario para los rebeldes exiliados, donde se organizaron y empezaron a lanzar una serie de campañas hacia el interior de Colombia. 

 

El gobierno venezolano finalmente accedió a darles municiones, suministros y armas gracias a las simpatías que sentía el presidente Cipriano Castro por su causa. Castro se veía a si mismo como un  Napolón Bonaparte o un Simón Bolívar, cuya misión era liberar al resto de América del Sur de gobiernos conservadores y formar con Ecuador y Colombia una gran confederación bolivariana con él como presidente, y Eloy Alfaro y algún liberal colombiano como vicepresidentes; así llevó a cabo una política intervencionista en países vecinos, lo cual fue la principal causa de que la guerra se alargara tanto. Así mismo, a causa de este apoyo tuvo que enfrentar el alzamiento de los conservadores de su país con apoyo del gobierno colombiano. 

 

7.     Invasión de rebeldes a Venezuela

 

Para el mes de abril de 1901 los liberales estaban vencidos, pero sus dirigentes se negaban a aceptarlo. Fue así que el 12 de abril de 1901 Uribe Uribe publicó un famoso manifiesto donde exhortaba a los liberales a no aceptar los términos de paz propuestos por los conservadores. Esto se produjo después de que fuera rechazado un proyecto de paz diseñado por el mismo Uribe Uribe donde se desmovilizarían las guerrillas liberales a cambio de una representación minoritaria en el Congreso de Colombia, pero el presidente Marroquín lo ridiculizó junto con algunos sectores liberales que lo tacharon de traidor.

 

La principal razón de por qué Marroquín rechazó la propuesta fue su completa confianza en que el ejército podría derrotar los últimos focos de resistencia liberal en unos pocos meses. Además, estaba decidido a acabar con el santuario en que se había convertido Venezuela para sus enemigos; por ello empezó a entablar conversaciones con los conservadores venezolanos exiliados en su país, el más prestigioso de los cuales era el general Carlos Rangel Garbiras, quien ya organizaba una expedición para invadir su país con apoyo de algunos colombianos. 

 

Antes de producirse la invasión y para conseguir la paz con Marroquín, Castro tuvo que aceptar las condiciones del gobierno colombiano, perdiendo parte de su prestigio como líder. Castro estaba esperando a Uribe Uribe, que estaba en Nueva York para organizar a los liberales colombianos para rechazar dicha expedición. El presidente venezolano organizó sus defensas en San Cristóbal al mando del general Celestino Castro Ruiz, hermano del presidente Castro. Uribe Uribe viajó rápidamente a apoyar en las defensas. Hacia el 15 de julio había reunido a más de 1500 hombres, insuficientes para invadir Santander (solo en la frontera el gobierno conservador había instalado a 4000 efectivos). El gobierno colombiano supo que las tropas de Uribe Uribe estaban muy cerca de la frontera y tenían la posibilidad de destruirlas de una vez por todas por lo que decidieron atacar a Uribe Uribe, e iniciar una rebelión conservadora en Venezuela.

 

En la noche del 28 de julio se inició la decisiva batalla de San Cristóbal con el asalto de los conservadores, pero los liberales estaban ubicados en posiciones muy sólidas y los rechazaron. La lucha continuó hasta el día siguiente, cuando se intentó varias veces flanquear las posiciones de los defensores, sin éxito. Finalmente los conservadores se retiraron dejando cientos de muertos y heridos en el campo de batalla, además de gran cantidad de material bélico que fue utilizado por sus enemigos. El éxito de esta defensa les dio a los liberales un importante botín, pero sobretodo les elevó la moral, lo que llevó a que la guerra se alargara hasta 1902. 

 

Cuando ya no había una  razón lógica para esta guerra, las guerrillas liberales volvieron a alzarse en armas con un nuevo ímpetu y violencia. Entonces el gobierno conservador ya no pudo asumir, como un mes antes lo hizo, que el país estaba prácticamente pacificado. Castro por su parte usó la victoria para asegurar su posición  al interior de Venezuela y consiguió iniciar negociaciones con el gobierno colombiano, ya que ninguno de los dos deseaba arriesgarse a una guerra a gran escala con su vecino; el 12 de septiembre se llevó a cabo el plan. 

 

8.     Rebelión en Panamá

 

Dado el anterior fracaso de los liberales, el gobierno envió refuerzos militares y navales; los liberales quedaron reducidos a pequeñas bandas armadas dispersas en el interior que se dedicaron a las guerrillas, sabotaje, pillaje, asaltos y atrocidades contra todo aquel que no cooperara con ellos. 

El gobierno no reaccionó bien; apenas envió refuerzos desde Barranquilla por tierra. El gobernador Albán, ante el dilema de reforzar la ciudad de Panamá o atacar a los rebeldes, optó por lo segundo. Marchó entonces el 17 de noviembre a Colón con el grueso de sus tropas en su flota, dejando una guarnición en la capital departamental. Esperaba lanzar un ataque sorpresa contra La Chorrera y conseguir una nueva victoria para engrandecer su prestigio personal. 

 

Los liberales avanzaron hacia Colón pero inmediatamente volvieron retrocediendo hacia su base. Albán decidió intentar alcanzarlos con la mayor parte de su tropa, navegando junto a la costa dejando débilmente guarnecida la ciudad. Sin embargo, los liberales lo habían engañado, mientras la mayoría de ellos retrocedía a La Chorrera perseguidos por la mayoría de los soldados enemigos un destacamento de docientos guerrilleros, atacó a Colón. En La Chorrera los liberales impidieron a sus enemigos cualquier desembarco, bombardeando y ametrallando los botes de desembarco; de esta manera, Colón cayó en poder insurgente el 19 de noviembre.

 

El éxito liberal dejó libre el avance a la ciudad de Panamá. El general Albán intentó volver a capturar a Colón, lo que le fue impedido por el embajador de Estados Unidos, quien mediante un mensaje el día 24 ofreció el envío de marines norteamericanos para garantizar la paz de la región, mientras en el mar Caribe había una flota estadounidense lista para desembarcar. La victoria rebelde llevó también al gobierno central colombiano a acelerar el envío de refuerzos con el buque de guerra Próspero Pinzón. Finalmente, los liberales seguros de su derrota, capitularon y entregaron la ciudad el 28 de noviembre a los marines, quienes inmediatamente entraron en ella para evitar su destrucción ante el casi inevitable ataque del general Albán.

 

Poco después de esto, las bandas rebeldes se desintegraron y los estadounidenses ocuparon la principal ruta que comunicaba a Colón con la ciudad de Panamá. Ante esto, el general Albán planeó expulsarlos del istmo en cuanto llegaran los refuerzos, pero el gobierno central lo forzó a aceptar lo sucedido e inmediatamente se iniciaron negociaciones políticas para resolver el conflicto, quedando el istmo en manos colombianas. Tras esto, el gobierno central volvió a centrar sus esfuerzos en otras regiones del país.

 

9.     En los Llanos y el Caribe

 

La región de los Llanos había caído en poder de las guerrillas liberales locales, que pronto extendieron sus operaciones a los departamentos de Cundinamarca y Tolima. Sus colegas exiliados en Ecuador y América Central planeaban en tanto invadir nuevamente el Cauca y Panamá. Una vez enterado, el gobierno colombiano envió refuerzos a estas dos regiones.

 

Desde Táchira , Uribe siguió gestionando el envío de suministros a los rebeldes que operaban en Santander, pero con el paso del tiempo, las unidades guerrilleras fueron cercadas, destruidas o se rindieron. Debido a esto, le fue muy difícil encontrar voluntarios entre sus compañeros exiliados, hartos de la guerra, para lanzar una nueva expedición. Otro factor que le jugaba en contra era la alta concentración de tropas conservadoras en dicha parte de la frontera. Además, se dio cuenta que Marroquín y Castro empezaron a negociar la paz y podría quedarse sin apoyos en el exilio, por lo que decidió lanzar una nueva ofensiva. Tenía dos opciones, al norte, a Magdalena; o al sur, a los Llanos, cerca de Bogotá. Debido al fracaso de septiembre del mismo año en Riohacha, y el deseo propagandístico de imitar la campaña de Simón Bolívar de 1819, que terminó en la batalla de Boyacá al cruzar sorpresivamente los Andes por dicha región, Uribe Uribe optó por la segunda alternativa.

 

El 24 de diciembre de 1901 Uribe Uribe partió de Táchira adentrándose en la selva con una columna de seguidores bien armados, llegando a las cercanías de Tame, el 24 de enero de 1902. Ya en los Llanos, de inmediato fueron bien recibidos por los rebeldes locales. Como de costumbre, la carismática personalidad de Uribe Uribe le permitió granjearse el apoyo de los pobladores. Siguieron marchando hacia el sur, bordeando los Andes, hasta Medina, que se convirtió en su base de operaciones. En Gachalá las tropas conservadoras se enteraron de la presencia de la columna liberal y el gobierno central les ordenó atacarla, siendo derrotada y dispersada el 12 de marzo. Tras esto el gobierno de Bogotá decidió finalmente atacar a Uribe Uribe enviando tropas a la región, aunque el comandante liberal ya tenía suficientes problemas con la falta de disciplina de sus lugartenientes locales.

 

Esto no le había impedido ordenar en febrero a su oficial Juan MacAllister invadir la sabana de Bogotá y capturar algunos pueblos y granjas de la región, aunque jamás atacó a la capital colombiana, fuertemente defendida, pero luego le pesó haber perdido esa oportunidad. Tras este éxito inicial, Uribe Uribe continuó su marcha con el resto de las tropas y la artillería que llevaba consigo. MacAllister intentó tomarse a Soacha, mediante un ataque masivo desde todas las direcciones, pero fracasó porque muchas de las bandas guerrilleras no quisieron atacar; esto fue el 23 de febrero. Tras esta derrota, los liberales tuvieron que regresar a los Llanos por la vía entre Quetame y Villavicencio, perseguidos por el ejército. Uribe Uribe, enterado de esto, tomó la indefensa población de Medina, y salió al encuentro de sus hombres, momento en el cual obtiene la victoria de Gachalá, lo que forzó al gobierno a detener su persecución y refugiar a sus hombres en Villavicencio. Uribe Uribe logró unirse a sus hombres y así ocupó los alrededores de la ciudad; tenía unos 6.000 hombres contra 4.000 efectivos conservadores. 

 

La victoria de Gachalá le dio nuevos aires a la rebelión, y Uribe Uribe volvió a enviar tropas a la sabana bogotana, unos dos mil hombres armados con parte del importante equipo militar capturado el 12 de marzo. Sin embargo, la indisciplina de sus hombres lo llevó a una derrota terrible, y casi a su captura, cuando atacó a Guasca el 21 de marzo. Entonces escapó con sus hombres a la elevación de "El Amoladero", donde estableció una línea de defensa; al día siguiente llegaron los conservadores que le perseguían, y le atacaron, pero para desgracia del líder liberal varias de sus unidades no habían ocupado las posiciones que les había asignado. Aunque el primer asalto fue rechazado, en el siguiente no tuvieron tanto éxito y los conservadores hicieron colapsar su línea defensiva y forzaron a los rebeldes a huir. 

 

El comandante liberal nuevamente escapó milagrosamente de ser capturado o muerto. Sin embargo, consiguió restablecer el orden entre sus hombres derrotados, estableciendo una nueva línea defensiva el día 25, pero al notar que le sería imposible volver a enfrentar a los conservadores en un combate abierto, ordenó retirarse y abandonar sus posiciones. Los conservadores lanzaron un asalto masivo contra la columna liberal en desorden y su victoria fue total, capturando parte importante del armamento de los alzados. El 2 de abril, Uribe Uribe y los sobrevivientes de su columna se unieron a los liberales que rodeaban Villavicencio; sin embargo, la baja moral y constantes deserciones llevaron al líder rebelde a cancelar el asalto de la ciudad y llevar a sus hombres a Medina, donde informó a los jefes locales que la campaña estaba perdida y debían desmovilizarse; tras esto volvió a Táchira y sus hombres se dispersaron.

 

10.  Nueva rebelión en Panamá

 

Tras la capitulación de los liberales en Colón el 28 de noviembre de 1901, las hostilidades en la región entraron en una relativa pausa. Entretanto el gobierno conservador tenía su flota bélica intentando restablecer el paso por el cauce del Magdalena. El general Herrera planeó aprovechar el momento para introducir armas por vía marítima al país y reiniciar las rebeliones en el Cauca y Panamá. Se planearon dos expediciones: una para el istmo y otra para tomar a Tumaco e invadir el centro del Cauca; optó por lo segundo, mientras una flotilla con hombres, armas y municiones viajaba al sur. 

 

El general Herrera usó la mayor parte de su fortuna familiar para comprar y armar con cañones un barco, el Almirante Padilla, que se dedicó a lanzar ataques contra embarcaciones en la costa Pacífica.El barco atacó a Tumaco el 16 de octubre de 1901 para reiniciar la rebelión en el Cauca. Ante la presencia de tropas estadounidenses en Panamá, el Almirante Padilla abandonó el sur y se fue al istmo a apoyar a los rebeldes. El barco se dedicó a atacar los navíos enemigos, robándoles suministros, armamento y municiones, llegando a su destino el 24 de diciembre con una flotilla de unos 1.500 hombres bien entrenados y equipados.

 

Herrera todavía tenía que enfrentar a los hombres del general Francisco de Paula Catro, quien quedó a cargo de las tropas gubernamentales en el departamento. El general liberal decidió atacar a los conservadores acantonados en Aguadulce; para ello envió exploradores a vigilar a su enemigo desde los bosques cercanos, y elegir qué posiciones ocupar. El 23 de febrero se produjo el ataque, siendo rodeados unos doscientos soldados, y tras horas de desesperada resistencia, fueron obligados a rendirse. Castro se retiró al inicio mismo del combate con la mayoría de las tropas pudiendo salvarse así de una derrota mayor, refugiándose en inhóspitas islas montañosas llamadas Bocas del Toro. Herrera envió a quinientos hombres a las islas desde David para iniciar operaciones contra sus enemigos. En la capital departamental, en tanto, asumía como nuevo gobernador el general Víctor Salazar.

 

Los rebeldes atacaron Bocas del Toro y la capturaron al comienzo de abril, pero sólo para notar cómo una flota militar enviada desde Barranquilla los dejaba aislados en ellas y les forzaba a rendirse. Sin embargo, el embajador norteamericano terminó interviniendo para lograr que los rebeldes pudieran evacuar las islas y ser así reintegrados a las tropas de Herrera. De esta manera, una aparente victoria conservadora se volvió un éxito propagandístico para los liberales. Los alzados pudieron recibir suministros desde Nicaragua por la costa pacífica, ya que el Almirante Padilla bloqueaba a la ciudad de Panamá, aunque la costa caribeña permanecía en manos conservadoras. Entonces Salazar decidió lanzar una ofensiva por tierra y los liberales retrocedieron hasta Aguadulce, dando la impresión de ser muy débiles para resistir; Salazar pidió refuerzos para acabar con la revuelta, pero en esos momentos se dio la expedición de Uribe Uribe a los Llanos y le fue negada toda ayuda. 

 

Entonces el Almirante Padilla viajó a Nicaragua para rearmarse y para realizarle reparaciones, y Salazar decidió atacar a los rebeldes en Aguadulce. Para ello envió dos columnas, una al mando del general Luis Morales Berti a Antón y otra dirigida por el general Castro al río Santa María con la intención de rodear a los insurrectos y aniquilarlos. El 10 de junio Morales Berti llegó a Antón y poco después Castro cambió de rumbo y llegó a esa misma ciudad; Morales Berti optó por avanzar a Aguadulce y Castro a Bocas del Toro. Los liberales optaron por retirarse de Aguadulce a Santiago de Veraguas, esperando que el enemigo no los siguiera por una ruta tan difícil, pero al ver que lo hacía Herrera no tuvo más opción que atacar a la columna conservadora. En esos momentos, mediados de julio, se retiraron a Aguadulce.

 

11.  Final de la guerra

 

Los sucesos del istmo hicieron imperiosa la necesidad de bloquear la ruta del Magdalena para impedir el paso de refuerzos del gobierno central hacia dicha región. Uribe Uribe intentó organizar una expedición al Magdalena, pero los liberales en el exilio le negaron apoyo. Volvieron a enviar instrucciones a los comandantes locales para que no lo reconocieran como comandante de la costa caribeña, pero estas fueron ignoradas y Uribe Uribe desembarcó cerca de Riohacha el 14 de agosto de ese año. Uribe Uribe empezó a negociar la paz, pero sabiendo que su reputación como líder de los liberales estaba en juego, ya que había prometido bloquear la ruta del Magdalena, decidió lanzar una última ofensiva. En lugar de atacar a Barranquilla, objetivo imposible para sus fuerzas, optó por Tenerife, el comandante liberal envió parte de sus fuerzas al norte para distraer al enemigo y preparó a mil hombres para capturar a Tenerife. También consiguió refuerzos de las guerrillas del vecino Departamento de Boyacá, y el 18 de septiembre atacó por sorpresa su objetivo, con el apoyo de algunos navíos y dos cañones, derrotando la pequeña guarnición local, pudiendo así bloquear el cauce del Magdalena. 

 

Sin embargo, Uribe Uribe se enteró de que el gobierno había enviado tropas a recuperar la ciudad y decidió evacuarla el 2 de octubre, pero el bloqueo de dos semanas de dicha ruta les permitió a los rebeldes en el istmo, gracias a lo largo del viaje y la lenta burocracia, un tiempo de dos meses antes de que llegaran los refuerzos, lapso que los liberales sabrían aprovechar. Entonces Uribe Uribe atacó a Ciénaga el 13 de octubre para tener a su alcance a Santa Marta; la pequeña guarnición local se refugió en su cuartel, que terminó siendo dinamitado; algunos consiguieron huir al pequeño navío Nely Gazan, que armado con pequeños cañones, bombardeó a los rebeldes y por poco mata a su líder. Esto no cambió el curso del combate ni de la campana; los rebeldes caribeños aceptaron firmar el Tratado de Neerlandia el 24 del mismo mes. 

  

Los tratados de paz se firmaron en la hacienda Neerlandia (ubicada en Ciénaga, Magdalena) el 24 de octubre de 1902 por Florentino Manjarrés, Gobernador del Magdalena, puso fin a la Guerra de los Mil Días. Si bien los combates duraron hasta noviembre de ese año en Panamá entre los navíos Almirante Padilla, comandado por los liberales, y el Lautaro de propiedad chilena, pero expropiado por los conservadores, combate que se venía presentando desde finales de 1901 y en el cual estos últimos fueron derrotados frente a la ciudad de Panamá el 20 de enero de 1902. Con la muerte del general Carlos Albán, que viajaba en el Lautaro, el istmo quedaba sin representante, siendo nombrado Aristides Arjona en su reemplazo. Más tarde vino la constante amenaza de la marina de Estados Unidos, enviada por el presidente Teodoro Roosevelt para proteger los intereses en la construcción futura del canal. Los liberales dirigidos por Benjamín Herrera depusieron las armas sin combatir la amenaza exterior.

 

El tratado de paz definitivo se firmó el 21 de noviembre de 1902 a bordo del acorazado US Winsconsin atracado en la bahía de Panamá. El tratado fue firmado por el general Lucas Caballero Barrera, en calidad de jefe del Estado Mayor del Ejército Unido del Cauca y Panamá, junto con el coronel Eusebio A. Morales, Secretario de Hacienda de la Dirección de Guerra del Cauca y Panamá, en representación del general Benjamín Herrera y del partido liberal; por el general Víctor Manuel Salazar, gobernador de Panamá; y por el general Alfredo Vásquez Cobo, jefe del Estado Mayor del ejército conservador en la Costa Atlántica, el Pacífico y Panamá, en representación del gobierno colombiano.

 

 La noticia del fin de la guerra llegó tarde al resto del país, dada la lejanía del istmo de Panamá al resto de Colombia, y porque las escasas líneas del telégrafo estaban interrumpidas en varios de sus tramos; entonces las comunicaciones quedaron en manos de estafetas y comerciantes trashumantes. Finalmente, el primero de junio de 1903, el gobierno declaró el cese absoluto de hostilidades en el país, proclamando que el orden público había sido restablecido.

El conflicto tuvo como resultado la devastación económica de la nación, con más de cien mil muertos, la desaparición del Partido Nacional y el estado en que quedó el país tras el conflicto. Después de la guerra, se dio una gran crisis económica que se agravó con la separación de Panamáque en ese entonces era un Departamento de Colombia, el 3 de noviembre de 1903, y la deuda de los gastos militares en los que incurrió el gobierno. 

El país estaba empobrecido, sus industrias y vías de comunicación se encontraban destruidas, y la deuda externa e interna eran considerables. Además, a causa de la derrota de los nacionalistas se firmó la Ley 33 de 1903 que establecía el patrón oro para controlar la emisión monetaria recogiendo el circulante que había sido emitido durante la Regeneración, prohibió cualquier nueva impresión de moneda fiduciaria, y adicionó que había suspendido las emisiones de papel moneda como recurso fiscal mediante el Decreto 217 de febrero de 1903. En resumen, durante la guerra unos 75.000 hombres en total fueron movilizados por ambos bandos, dejando unas 39.000 bajas.

 

12.  Referencias


       Diego Vergara Olaya. La Guerra Civil de los Mil Días, sitio en la red Internet

       Javier Hernández (2019). Guerra de los Mil Días: siete puntos para entender este hecho, sitio en la red Internet de la Radio Nacional de Colombia

       Vélez Ocampo, Antonio (2005). Guerra de los Mil Días, sitio en la red Internet de la Biblioteca Virtual de la Biblioteca Luis Angel Arango

       Santos Molano, Enrique (2004). La Guerra de los Mil Días, Revista Credencial No. 173, sitio en la red Internet del Banco de la República, 2017

        Wikipedia, Guerra de los Mil Días, sitio en la red Internet.

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